El
avance de la inteligencia artificial y su aplicación a las labores diarias en
oficinas, es el desafío que tendremos que sortear para lograr un empleo en el
futuro. Carles Ramió nos adelanta los posibles perfiles de los empleados
públicos robots, en un artículo publicado en El Blog del EsPúblico, que nos
invita a reflexionar sobre el tema.
Cinco
perfiles de futuros empleados públicos robots
De
manera totalmente tentativa se va a presentar una clasificación de las
distintas categorías y especialidades en las que podría organizarse un sistema
de empleados públicos robotizados:
Robots
tramitadores de procesos: representan sistemas de inteligencia artificial que
se encargaran de la gestión administrativa de expedientes vinculada al ámbito
de tramitación burocrática de la Administración (permisos, licencias,
sanciones, recaudación, subvenciones, etc.). También se encargarán de la
gestión burocrática interna (gestión económica, gestión de personal, gestión
patrimonial, etc.). Representa el campo más clásico de la robótica que
conceptualmente será muy parecido al que utilicen las entidades privadas
financieras y de seguros, aunque totalmente enfocado a la gestión
administrativa de carácter pública. Gracias al blockchain podría revolucionar
algunos sectores clásicos de la Administración burocrática ya que algunas
tareas de registro o de fe pública podrían externalizarse y ubicarse fuera de
la Administración pública manteniendo todas las garantías jurídicas y siendo
totalmente transparentes (quizás en el futuro no sean necesarios los registros
civiles, ni los notarios, ni los registradores de la propiedad). Los empleados
públicos humanos se van a encargar de entrenar de manera continua a los
dispositivos de inteligencia artificial para ir introduciendo los continuos
cambios normativos. También retendrán las funciones de dirigir el sistema, de
controlarlo (detectar y solventar los errores) y, en la medida de lo posible,
de simplificarlo.
Robots
prestadores de servicios: el abanico de robots de este tipo podría ser muy
amplio y agruparía tanto a dispositivos informáticos de inteligencia artificial
como robots del tipo humanoide. Además de las funciones clásicas, por
previsibles, como conducción autónoma de los transportes públicos o los
servicios postales este ámbito de la robótica abrazaría a otros tipos de
empleos especializados. Por ejemplo: personal auxiliar, de enfermería y médico
en los hospitales. Sistemas educativos de inteligencia artificial. Policía,
seguridad (una parte del personal penitenciario), fuerzas armadas robotizadas.
Asistentes sociales que asisten de forma ocasional o permanente en los
domicilios con ancianos. Asistentes de información realizando funciones de
atención ciudadana, conserjería y acompañamiento a los ciudadanos.
Robots
de mantenimiento y limpieza: las administraciones públicas poseen un extenso
patrimonio propio en inmuebles al que hay que añadir la gestión de los espacios
públicos (calles, carreteras, parques, etc.). Es previsible que buena parte de
las actividades de limpieza de estos equipamientos y espacios; así como una
parte de las actividades de mantenimiento puedan ser asumidos por robots. En
este caso no habría diferencias entre los robots adscritos al sector público
versus a los robots adscritos al sector privado. Lo que puede ser interesante
es en cómo puede afectar la robótica en la externalización de estas
actividades. Actualmente, la mayoría de estas funciones la Administración las
externaliza a operadores privados, ya que éstos poseen personal especializado
con un modelo de gestión más flexible y contingente. Cuando estas tareas las
realicen los robots la Administración pública podría internalizar estas tareas,
o externalizar solo una parte, o internalizándolas contratando directamente por
la vía renting o leasing (o mediante nuevos mecanismos que aparezcan) a los
robots. Generalizando esta reflexión se podría afirmar que la inteligencia
artificial y la robótica puede alterar de manera sustantiva los mecanismos de
gestión directa (internalización) e indirecta (externalización). En este
sentido, sería posible que algunos servicios públicos con tradición en la
gestión directa puedan ser externalizados. Pero será todavía más probable el
sentido inverso: que gracias a la automatización de determinados servicios no
tenga sentido su externalización y sean de nuevo internalizados ya que los
costes en materia de personal puedan disminuir y, además, se quiera recuperar
un control más directo para que los empleados públicos humanos puedan aportar
un mayor valor público.
Robots
de gestión de redes organizativas (robots “metagobernadores”): robots de
inteligencia artificial que se encargarán de dirigir, controlar y evaluar a las
organizaciones privadas con ánimo y sin ánimo de lucro a los que se les ha
externalizado determinados servicios públicos. Se trataría de unos robots
públicos que tendrían como interlocutores a robots privados a los que extraería
la información necesaria para desarrollo sus funciones de metagobernador. Este
tipo de robots serían novedosos conceptualmente y permitirían suavizar en gran
medida los enormes costes de transacción de los sistemas complejos de
gobernanza público privada.
Robots
de secretaria y asistentes: los directivos públicos y, por extensión, la mayor
parte de los empleados públicos humanos podrían disponer de asistentes
personales que les apoyen en tareas de secretaria y de asesoramiento de baja
intensidad para que puedan desarrollar de manera más eficaz y eficiente sus
tareas. Esta categoría de robots no sería una gran novedad ya que se trataría
de trasladar al ámbito laboral los actuales asistentes que hay en los
domicilios: por ejemplo, el Google Assistant, el asistente de voz que cada vez
está realizando más tareas (por ejemplo, hacer reservas en un restaurante,
etc.) y que, con la evolución del Google Duplex, podrá interaccionar con el
entorno humano con más facilidad. La evolución de estos sistemas puede auxiliar
a los empleados públicos en la realización eficaz y eficiente de muchas de sus
actividades. Actualmente hay en el mercado un número muy elevado de asistentes
virtuales. Además de Google Assistant podemos encontrar: Nina (Swedbank), Jibo (asistente familiar),
Cortana (Microsoft) Ey Anthena, Siri (Apple), Amazon Echo, Silvia, Braina
(Microsoft), Cubo (Amazon), Lucida, Bixby (Samsung), Dragon Go´s, Hound, Aido,
Ubikit, BlackberryAassistant, Sher.Pa, Bitext, Sophia o Amalia (un avatar
considerado como el primer empleado digital) (Bastida, et al., 2018).
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