Guillermo
Mordillo (Villa Pueyrredón, 4 de agosto de 1932 - Palma de Mallorca,
29 de junio de 2019). El trabajo de un chiste lo completa siempre el lector.
Pocos entendían eso con la profundidad de Guillermo Mordillo. El célebre
humorista gráfico falleció el sábado por la noche en la localidad mallorquí de
Palmanova, España, donde residía. Mordillo era probablemente el humorista
argentino más universal gracias a sus viñetas mudas y su capacidad para abordar
con un tono generalmente inocentón temas transversales a todas las culturas,
como el amor, la soledad, los animales o el deporte (fútbol y, curiosamente,
golf eran los más elegidos).
Vivió
la mayor parte de su vida y desarrolló lo más importante de su carrera en
Europa, pero viajaba con frecuencia a la Argentina. Cuando volvía al país se
quedaba en casa de su madre, donde guardaba una colección de originales de sus
colegas que quitaban el aliento, y cenaba con otros dibujantes. De esas
reuniones, por ejemplo, surgió el germen de lo que luego sería el Museo del
Humor porteño, del que integró el Consejo Asesor.
Su
obra se publicó en todo el mundo, incluso en China, y solía recordar que a
veces sus viñetas tenían lecturas inesperadas. Una muy famosa, de un hombre que iba
preso por colorear su casa en un barrio repleto de chalecitos grises, solía
interpretarse como una crítica al comunismo. Él aseguraba que se había
inspirado en un paseo por una campiña europea (suiza u holandesa), en esos
pueblitos como de postal, todos idénticos a sí mismos. Y que la idea era apenas
un chiste gráfico. (Fuente:
Página 12)
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