En un viejo reportaje sobre Cacho Mandrafina, podemos
leer:
“(…) Si en la historieta son los personajes los que
aseguran la inmortalidad de un autor, la vitalidad suele estar en otro lado. Y
más durante los ‘80, una época en que empezó a inventarse el concepto de comic
de autor. Así que si Mandrafina tal vez se haya asegurado un lugar en la
historia por sus personajes, como Savarese o El Condenado, su momento más vital
fue cuando se juntó con Carlos Trillo, y empezaron a publicar las obras de su
propia época de oro, que nada casualmente vieron la luz en una nueva editorial,
a tono con esos nuevos aires, De La Urraca. “Las propias revistas te alentaban
a intentar otras cosas, porque eran diferentes”, explica Mandrafina,
refiriéndose a revistas como SuperHumor, conceptualmente diferentes a Skorpio o
El Tony. Junto a Trillo, Mandrafina asegura haber descubierto una veta nueva,
cercana a la ironía. Aquellas metahistorietas comenzaron de manera admirable,
con la serie muda, cuyo puntapié inicial fue un guión sobre un mago, que Trillo
en realidad escribió originalmente para Killian. “Cuando me lo mostró, recuerdo
haber pensado: qué bueno que no tengo que dibujarlo yo. ¡Porque iba a dar mucho
trabajo!”. La comedia kafkiana de aquellos guiones irremediablemente remitían
al lector al estado de las cosas: fin de la dictadura, cosas que no se podían
decir pero estaban empezando a decirse. “Pero nunca fue algo explícito”,
asegura Mandrafina. “Nunca nos sentamos a decir: hablemos ahora de la censura.
O de los desaparecidos. Claro que lo que sucedía a nuestro alrededor terminaba
apareciendo. Incluso nosotros lo terminábamos viendo en lo que hacíamos. Nos
dábamos cuenta, no éramos ingenuos. Pero no eran cosas que poníamos ahí a
conciencia”. (…)” – extraído de Radar - Página 12
En un reportaje reportaje realizado a Cacho Mandrafina, podemos conocer un poco más sobre este consagrado artista e historietista argentino.
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