Acercamos
otros relatos o cuentos breves de Eduardo Galeano:
El
Héroe
Desde
siempre, las mariposas y los flamencos y las golondrinas y las ballenas y los
salmones viajan miles de leguas por los libres caminos del aire y del agua.
No
son libres en cambio, los caminos del éxodo humano. Inmensas caravanas andan
por el mundo, caravanas de fugitivos de la vida imposible que huyen de las
guerras pero sobre todo huyen de los salarios exterminados y de los suelos
arrasados. Sebastián Salgado los fotografió. En más de cuarenta países y a lo
largo de mucho tiempo los fotografió. Y él me contó que toda esa inmensa
desventura humana, cabe en apenas un segundo. Qué un segundo, solo un segundo,
suma toda la luz que entró en su cámara para fotografiar. Un segundo, apenas
una guiñada en los ojos del sol. Un instantito en la memoria del tiempo.
Amares
El
amor es una enfermedad. Y a los enfermos cualquiera nos reconoce por las hondas
ojeras, que delatan la falta de sueño, o por nuestra insoportable necesidad de
decir estupideces.
El
amor se puede provocar, echando un puñadito de polvo de «quereme», en el café o
en la sopa, como al descuido, pero no se puede impedir.
No
hay decreto de gobierno que pueda prohibirlo.
Alguna
vez escribí, para resumir el asunto:
«Ellos
son dos, por error que la noche corrige».
Fundación
de los abrazos
Muchísimo
antes de que el Irak fuera tierra arrasada por la cruzada civilizatoria del
presidente Bush, allí en Irak, había nacido la escritura. Y allí había sido
escrito el primer poema de amor de la historia humana. El poema escrito en
lengua sumeria, escrito en el barro, narraba el encuentro entre un pastor y una
diosa. La diosa Inanna, amó esa noche como si fuera mortal, y Dumuvi, el
pastor, fue inmortal mientras duró esa noche.
Teología
El
dios de los cristianos, dios de mi infancia, no hace el amor. Es quizá el único
dios que nunca a hecho el amor entre todos los dioses de todas las religiones
de este mundo. Cada vez que lo pienso siento pena por él y entonces le perdono
que haya sido mi superpapá castigador, el jefe de policía del universo, y
pienso que al fin y al cabo dios también supo ser mi amigo cuando en aquellos
viejos tiempos yo creía en él y creía que él creía en mí. Y a veces hasta me
parece escuchar sus melancólicas confidencias, como si al oído me dijera:
«Lástima que Adán fuera tan bruto, lástima que Eva fuera tan sorda y lástima
que yo no supe hacerme entender. Ellos creyeron que un pecado merece castigo,
si es original. Dije que peca quien desama y entendieron que peca quien ama.
Donde anuncié praderas de fiestas escucharon valle de lágrimas. Dije que era el
dolor la sal que daba gustito a la vida, a la aventura humana y entendieron que
yo los estaba condenando al otorgarles la gloria de ser mortales y loquitos».
El
pánico macho
Uno
de los mitos más antiguos y más universales, cuenta que la primera noche yacían
juntos la mujer y el hombre... cuando él escuchó un ruidito amenazante, un
crujidero de dientes entre las piernas de ella y el susto que cortó el abrazo.
Los
machos mas machos del mundo (la verdad sea dicha) tiemblan todavía.
En
cualquier lugar del mundo, cuando recuerdan, sin saber qué recuerdan, aquel
primer peligro de devoración. Y se preguntan los machos más machos, sin saber
qué se preguntan: ¿Será que la mujer sigue siendo una puerta de entrada que no
tiene salida?
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