En
toda organización existen seres humanos y elementos materiales que a través del
desarrollo de alguna actividad obtienen un fin determinado. El elemento humano,
los bienes materiales y las actividades son los componentes infaltables en
todas las organizaciones. Ahora, el empleo de estos recursos debe hacerse
combinando dos factores condicionantes: el tiempo y la tecnología. La
combinación de esos factores, venciendo las restricciones y logrando una
organización, eficaz, eficiente y efectiva es el problema principal a resolver.
Para ello, es necesario que:
1)
Los individuos forme un “Equipo”, en el cual cada integrante tenga asignadas
funciones y que las desempeñe, técnicamente y anímicamente, con la mayor
idoneidad y probidad.
2)
Los bienes materiales que conforman el patrimonio de la empresa se asignen a
los responsables que los utilizarán para el cumplimiento de sus funciones.
Ellos son los que deberán utilizarlos adecuadamente, velando por su
conservación y preservando su existencia física y valor económico.
3)
La actividad, finalmente debe ser desarrollada cumpliendo los principios de
eficacia, eficiencia y efectividad.
Entendiendo
por “eficacia” la mejor forma de hacer una cosa, que puede ser fabricar un
bien, prestar un servicio, ejecutar una tarea administrativa, etc. Es el grado
en el que se alcanzan las metas. Representa la obtención de los objetivos. Si
logra el objetivo propuesto se es eficaz.
La
“eficiencia” involucra al concepto anterior, pero implica incurrir en el menor
costo posible para obtenerla. Es la forma en que se combina el uso de los
recursos para lograr un cierto objetivo. Brinda un parámetro de los resultados
obtenidos y el esfuerzo realizado para
lograrlos, (recursos utilizados).
Por
su parte “efectividad” comprende a las actividades que la organización debe
realizar para perdurar y seguir triunfando a futuro. Es decir que en una
empresa ser efectivo implica crear nuevos mercados, modificar productos y
servicios actuales para seguir generando oportunidades de producir ingresos. Eficiencia
es hacer bien las cosas, efectividad es hacer las cosas que corresponde.
Los problemas de la distribución de funciones
y de asignación de responsabilidades están incluidos en el “Análisis de la
Estructura”, una
vez completado el proceso de diseño estructural, obtenemos una visión estática
de la organización; es decir que tenemos a todos los individuos ubicados,
conociendo las relaciones de autoridad, subordinación, coordinación y
comunicación formales que los vinculan. Las tareas han sido ya distribuidas y
los bienes físicos asignados. La toma de decisiones y el correlativo grado de responsabilidad por
los resultados también ya están definidos en los capítulos de atribuciones y
responsabilidades; pero en realidad la empresa todavía no ha comenzado a
funcionar.
Hasta
aquí, definida ya la estructura, cada uno de los componentes sabe “Qué” es lo
que deben hacer, pero no saben aún el “Cómo” y “Cuándo” se pretende que las
labores asignadas sean realizadas. Si no existe precisión en las formas y los
tiempos de ejecución, es posible que la misma sea totalmente anárquica. Cada
individuo haría las tareas asignadas de la manera que a su leal saber y
entender deba ejecutarlas. Esta heterogeneidad en la ejecución de tareas, en
principio e intrínsecamente homogéneas, traerá aparejados tremendos problemas
de coordinación, originándose situaciones como las que se describen a
continuación:
a)
Formas de cumplir con una tarea ocasionando mínimo gasto en relación con los
resultados obtenidos, es decir eficientemente; y otras maneras donde la
eficiencia descienda en función de la capacidad de quien ejecute la misma.
b)
Maneras de cumplir tareas donde se asegure el patrimonio de la organización, y
otras donde esa seguridad patrimonial descenderá en función del celo que ponga
cada encargado del uso y conservación de tales bienes patrimoniales.
c)
Formas de trabajo, en cuanto a métodos y tiempos de ejecución, muy diferentes
entre sectores, dificultando la coordinación y el funcionamiento orgánico del
todo.
Frente
a estos problemas, el interrogante que se presenta es si existe algún cuerpo de
conocimientos técnicos que ayuden a resolver el tema del Cómo ejecutar las
tareas asignadas. Tenemos a la estructura orgánica representada en un
organigrama y analógicamente comparada con el esqueleto o estructura de un
edificio. Este enfoque estructural es eminentemente estático. Para ponerlo en
funcionamiento, en forma analógica, se hacen necesarios los conductos y cañerías por donde fluirán la
energía eléctrica, el gas, el agua, las comunicaciones telefónicas, etc. que
son indispensables para hacerlo habitable. En los estudios de Sistemas y
Procedimientos, estos “conductos, canales, caños”, etc. reciben el nombre de
“Circuitos” o “Rutinas”. Transportando un fluido, que no es electricidad, gas o
agua sino básicamente “Información”.
Luego,
el conjunto de estas rutinas o circuitos se integran en los “Sistemas de
Información”, que constituyen una red de canales vinculatorios de cada uno de
los componentes de la organización, fluyendo a través de ella todo tipo de
comunicaciones, ya sea escritas, (memorándums, formularios, soportes
magnéticos, digitales, cartas, etc.) o simplemente orales, (órdenes, instrucciones,
y todo tipo de comunicación verbal). Por lo tanto el análisis de sistemas se ocupa de desarrollar los mejores métodos y prácticas de
trabajo para aplicar en los sistemas administrativos. Intenta encontrar
respuestas adecuadas a los interrogantes de ¿Cómo y Cuándo? realizar
eficientemente las tareas asignadas en el Manual de Organización.
Ahora,
esta división en capítulos de “Análisis Estructural” y “Análisis de Sistemas y
Procedimientos”, se formula sólo a los efectos de su estudio conceptual, no
representa una realidad física. Al entrar a una empresa uno no encuentra una
línea que separe qué es la estructura y qué son los sistemas ya que en realidad
son dos aspectos de un único cuerpo de conocimientos que persigue una única
finalidad: Brindar adecuada organización a todas las empresas y entes de
cualquier tipo y objetivo particular que ellos persigan.
Asimismo
cada uno de estos capítulos, tiene métodos de trabajo y herramientas que le son
propias:
a) En el “Análisis Estructural” la
unidad de estudio es el “Departamento, sección, división, gerencia” en
particular, o sea la unidad de organización a la que se asigna un conjunto
equilibrado de funciones que ocupen todo su tiempo disponible, le permita
cubrir sin sobrecargas las tareas asignadas aprovechando de la mejor manera
posible las ventajas de la especialización. Completado este análisis se obtiene
como producto un gráfico que vincula a todos los integrantes de la
organización, (“Organigrama”); y un manual que describe lo que cada uno debe
realizar en ella, denominado “Manual de organización”.
b) En el “Análisis de Sistemas”, la unidad básica de análisis es la
“tarea o conjunto de tareas” que conforman un circuito o rutina. Se enfoca no
ya a un departamento en particular, sino la atención se centra en un grupo de
tareas homogéneas y repetitivas, examinando la actuación que le cabe a cada
sector en los procesos que hacen a la consecución integral de la tarea o
proceso. Se pretende poner de manifiesto la continuidad en la participación de
cada sector, independientemente del nivel jerárquico de las unidades de
organización establecidos por el análisis estructural. El producto obtenido es
un gráfico que representa el fluir de la información por los diversos sectores,
en relación a un tipo de tarea repetitiva, (“Cursograma”); y un “Manual de Procedimientos” que describen cómo y
cuándo cada uno de los sectores intervinientes debe ejecutar las tareas o
labores que en su conjunto hacen al circuito o proceso bajo análisis.
En
resumen lo anteriormente explicado se puede resumir en un cuadro como el
siguiente:
Teoría de la Organización
|
Énfasis en
|
Unidad de Análisis
|
Herramientas Gráficas
|
Herramientas Escritas
|
Análisis
Estructural
|
Qué y Quién
|
Departamento
|
Organigrama
|
Manual de
Organización
|
Análisis de Sistemas
|
Cómo y Cuándo
|
Tarea o Rutina
(típica)
|
Cursograma
|
Manual de procedimientos
|
Bibliografía consultada:
SISTEMAS ADMINISTRATIVOS – Fernando G.
Magdalena-Ediciones MACCHI. Buenos Aires, 1995.
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