Seguimos explorando el tema del impacto del coronavirus en las
oficinas y cómo debería ser el diseño que se debería de tener en cuenta en las
nuevas locaciones, en ese caso acercamos otro artículo publicado en el diario
La Nación, sobre el posible futuro de las oficinas, a partir de lo que estamos viviendo
a nivel mundial:
Leemos en el artículo:
El
regreso a la oficina. Cómo será el día después de la cuarentena por el
coronavirus
Por Domingo
Speranza, CEO de Newmark Knight Frank - Argentina
Sin dudas, el
coronavirus Covid19 puso todo patas para arriba en unos pocos días. En horas,
los recursos tecnológicos de las empresas nos sorprendieron a todos permitiendo
que continuemos trabajando desde nuestras casas. Como el ser humano es sin
dudas un animal de costumbre, en pocos días más consideraremos normal y
cotidiano el trabajar en la mesa de casa, cocinar y usar plataformas
colaborativas virtuales para compartir reuniones, archivos y conversaciones.
Por otra
parte, Gobiernos, infectólogos científicos y empresarios en general miran
atónitos el crecimiento del contagio sin saber bien los pasos a seguir en
una semana, cuanto menos en unos pocos meses. Ahora bien, como profesionales
del sector inmobiliario corporativo es parte de nuestra misión pensar en el día
después, en el momento en el que podamos -del modo que de a poco encontremos-
regresar a nuestras oficinas.
¿Será un
regreso "a la normalidad"? Sin dudas que no. Nadie imagina pasar
encerrado un mes para luego hacinarse en el tren el primer día de trabajo, o
tomar el ascensor colmado, apoyarse en una cafetería y en el área de relax de
la oficina como antes. Entonces surgen ciertos interrogantes
que no dudo nos obligarán a replantearnos el modo en el que trabajaremos y la
estrategia de workplace a implementar.
Ahora la
paradoja será reconstruir la economía y poner en marcha a las empresas con
menos gente en sus oficinas, pero sin reducir su footprint. La superficie por empleado forzosamente obligará a disponer
escritorios, áreas y densidades de otro modo. Al mismo tiempo, la
inversión en edificios será importante. Ascensores, recepciones, tecnologías
que permitan desde dispositivos móviles acceder a edificios, salas de
reuniones, sin necesidad de filas, aglomeraciones y esperas formarán parte de
las nuevas demandas. De la misma forma, imaginemos el impacto en aeropuertos
-que claramente no están destinados a permanecer cerrados de por vida–
centros comerciales, industrias, transporte público, hoteles, bancos y todo
activo inmobiliario.
Por eso
armemos un pequeño check list o agenda de temas a
tener en cuenta para llegar sin sobresaltos al día después:
Mantengamos
distancia. Implementar la distancia social, en áreas públicas,
pero también en ascensores, halls de acceso y
recepciones.
De-densificar las
áreas de trabajo. Cómo salir del benching y el hoteling, modalidades que no solo estaban
cambiando la densidad y el impacto económico de los costos de ocupación, sino
la modalidad de trabajo pasando al modelo colaborativo, donde los puestos no
son fijos y sí reducidos y multiusuarios. Cabinas de telefonía, micro salas de
reuniones y cafeterías con barras comunes ya no funcionarán como hasta ahora:
deberemos, sin dudas, repensarlas.
¿Volveremos a la
oficina cerrada o asignada? Claramente
no, pero la situación impone reinventar la dinámica del espacio sin asignar.
Regresar a la oficina considerando no compartir de cualquier modo escritorios,
asignándolos por día con previa desinfección ante un nuevo usuario del espacio,
días de trabajo remoto y otros presencial, nueva distribución de espacios donde
esto sea posible, serán algunas de las alternativas ante la vuelta a la
oficina.
Tecnología como
aliada. Sin duda, la tecnología deberá ser la gran aliada
de este proceso. Donde su desarrollo y uso masivo no serán más que factores de
democratización de acceso al trabajo y colaboración. Pero cuidado con compartir
teclados, teléfonos o mouses, que pueden transformarse en gran medida en
agentes de contagio al entrar en contacto con ellos si no son higienizados
correctamente.
Definir protocolos
de limpieza. En todos los ámbitos deberemos ser cada vez más
trasparentes con los protocolos para usuarios, visitas, personal interno y
externo y cómo actuar ante cada caso. Empoderar y educar será uno de los
desafíos previos al regreso. Implementar y controlar, el del día después. Tanto
la higiene del área de trabajo, de los objetos personales, la recepción de las
visitas y conducta en reuniones como el uso de dispositivos, rutinas de
mantenimiento de áreas propias y comunes impactaran no solo en la vida diaria
sino en los insumos, tareas y costos de expensas, mantenimiento y
prioridades.Cambios y limpieza de filtros, ventilación de espacios, elección de
materiales y texturas dentro del espacio de trabajo que faciliten la higiene y
el cuidado antibacterial serán los protagonistas de todo nuevo proyecto en el
futuro inmediato.
Seamos abiertos a
las nuevas formas de trabajo. El
distanciamiento social obligatorio nos permitió, aunque de modo coercitivo,
implementar el trabajo remoto sin dejar de ser colaborativos y nos desafió a
construir y mantener el ADN de cada corporación, pequeña o microempresa.
Pensemos entonces de modo abierto que la forma de trabajar de ahora en más no
será como lo conocíamos hasta el 20 de marzo pasado. Es más, no quedan dudas de
que cambiará. No será mejor ni peor, será la que tengamos. Hagamos entonces que
lo sea y volvamos mejores de esta.
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