Reproducimos a continuación un artículo publicado en el diario La Nación de Eugenio Andres Marchiori:
Empresarios y navegantes:
lecciones de liderazgo a bordo de un velero
"Hablad a los
marineros. ¡Maniobrad con pericia, o vamos a encallar! ¡Apresuraos!
¡Apresuraos!", dice William Shakespeare al comienzo de La tempestad. El
dramatismo de la escena del naufragio describe la desesperación de un grupo de
marinos superados por el temporal: truenos y relámpagos, olas rugientes, un rey
y su corte refugiados bajo la cubierta. El cuadro anticipa la inminente
tragedia. Por su tono cambiante y por las situaciones extremas a las que somete
a los que osan enfrentarlo, el mar y sus elementos constituyen la mejor
metáfora del mundo de la empresa.
En el barco -como en
cualquier compañía- debe existir liderazgo, es necesario el trabajo en equipo
para obtener resultados, hay que tener capacidad de adaptación a situaciones
cambiantes, se debe tener una visión, los roles y las tareas deben estar perfectamente
definidos, hay que superar a los competidores y se deben cumplir los plazos.
Las similitudes son innumerables.
En su libro Team Spirit,
Brendan Hall se pregunta cómo crear una tripulación efectiva, armónica y
competitiva con un grupo de personas diferentes, algo que preocupa a los CEO de
las empresas y a los capitanes de navíos de todo el mundo. Hall resume los
aprendizajes que le dejó correr la célebre Clipper Round the World Yacht Race
-una difícil regata alrededor del mundo- en cinco cualidades enteramente
humanas: inspiración, preparación, trabajo en equipo, persistencia y coraje.
1) Inspiración
El entusiasmo del líder es
imprescindible para motivar e inspirar a su tripulación. Al respecto, Martín
Meilán, empresario y capitán de veleros clásicos, decía: "Siempre me gustó
flotar. También la competencia, la adrenalina que se genera en la
largada". Hall describe el recibimiento de la llegada: el disparo de un
cañón, la multitud que alienta, la alegría del equipo ganador. También las dudas
antes de la largada, la necesidad de probarse que se es lo bastante bueno y el
ponerse manos a la obra para ahuyentar esos fantasmas. En el libro mencionado,
sostiene: "El capitán que mejor gestiona y motiva a su gente será el que
gane. Debo mantener mi foco en un simple hecho: es 20% navegación y 80% gestión
de las personas".
2) Preparación
El primer paso es incorporar
conocimiento, tanto propio como el de otros que hayan corrido regatas
similares. Cada ruta es diferente y consultar la experiencia de los conocedores
es la manera más inteligente de prepararse para los momentos difíciles. Hacer
preguntas como "¿cuál es tu mayor aprendizaje sobre la regata?, "¿qué
harías diferente si pudieras?", "¿qué cosas hiciste bien?"
ayudará de manera impensada. Repasar cada mínimo detalle es esencial para
ganar. Según sintetiza Meilán, las regatas se ganan antes de la largada.
3) Espíritu de equipo
Es probable que no existan
otros equipos en los que el conocimiento, la confianza y la coordinación entre
sus miembros sea más crítica que en la navegación a vela y en el remo. No es
casual que la palabra "equipo" tenga su origen etimológico en el
francés "embarcar". Guillermo Parada, patrón del Azzurra, barco
campeón en 2015 de la 52 Super Series, una de las categorías más competitivas
del circuito de yachting del mundo, tuvo a su hermano como primer coequiper.
Con él ganaron regatas internacionales compitiendo contra barcos muy
superiores. Hoy comanda a un grupo de treinta experimentados náuticos. Durante
una entrevista, sostenía que lo importante es la actitud del equipo: "Nos
damos la mano, cerramos los ojos y nos vamos a romper la cabeza, porque cuando
uno del equipo afloja un poquito, los otros barcos te pasan por encima".
Un espíritu de lucha y de compañerismo que sería la envidia de cualquier líder
empresario.
4) Persistencia
Esteban Kallay corrió su
primera regata Buenos Aires-Río de Janeiro en 2005 antes de cumplir dieciocho
años. Era el competidor más joven. Es Ingeniero Industrial y cursa su MBA en
Sloan. Durante su segunda regata oceánica, una falla de materiales produjo la
rotura del mástil. La preparación de varios años se había ido -literalmente-
por la borda. A pesar de eso no se desalentaron y lo tomaron como aprendizaje.
"Veníamos muy bien pero el palo se rompió. Aguantamos como equipo, nos
mantuvimos unidos y conservamos el espíritu pensando ya en la revancha que
llegó en 2011 cuando ganamos la regata y nos llevamos todos los trofeos",
recordaba Kallay. No son pocos los que sostienen que la perseverancia es más
valiosa que el talento.
5) Coraje
Como muestra La tempestad,
estar en alta mar en medio de una tormenta requiere agallas. Mantener la calma
y la compostura durante esos momentos puede ser la diferencia entre la vida y a
muerte. Santiago Nottebohm es arquitecto y empresario. Navega desde que tiene
memoria. Su experiencia incluye el cruce del Atlántico. "Recuerdo
situaciones extremas en las que tuvimos que soportar vientos de 50 nudos. En
esos momentos no hay tiempo para acobardarse. No es que no sientas miedo, pero
si te dejar dominar por este, las consecuencias pueden ser fatales", decía
Nottebohm. Superar las crisis manteniendo la mente fría para tomar decisiones
es una de las habilidades más valiosas de cualquier líder, y la navegación es
una manera concreta de formar el carácter. No es casual que al líder capaz de
"capear el temporal" de los mercados se los conozca como "piloto
de tormentas".
La navegación a vela ofrece
una serie interminable de aprendizajes que se pueden volcar al mundo de la
empresa. La habilidad de gestionar lo que está ocurriendo, de liderar el
equipo, de dar prioridades y de tomar decisiones rápidas para los eventos de
rutina y -al mismo tiempo- el estar preparado para las contingencias
inesperadas son competencias directamente vinculadas al liderazgo empresarial.
Por eso, sería una buena práctica que los CEO y sus equipos aprendieran de los
viejos lobos de mar.
El autor es profesor de la
Escuela de Negocios de la UTDT.
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