Presentamos una entrevista realizada a Edgardo Vázquez, CEO de los laboratorios medicinales Bagó, realizado por Jorge Fontevecchia para el diario Perfil
Leemos en la entrevista:
Edgardo Vázquez: "Es lógico que un empresario que corre riesgos pueda comercializar su producto; se trata de empresas, no de fundaciones"
El
gerente general de Bagó opinó sobre las complicaciones para entregar vacunas de
Hugo Sigman y el laboratorio AstraZeneca.
Bagó tiene un desarrollo junto con el laboratorio de Hugo Sigman. ¿Cómo es la relación societaria?
—El
grupo Bagó tiene larga tradición en salud animal. Teníamos San Jorge Bagó.
Identificamos que valía la pena consolidarnos, tal como sucede con los
jugadores globales. Nos vinculamos con otro grupo empresarial argentino donde
está Sigman. Aunamos esfuerzos y creamos Biogénesis Bagó. Inauguramos la planta
para producción de aftosa más grande del mundo en Arabia Saudita. La empresa es
reservorio a nivel global de la vacuna antiaftosa. La aftosa era una de las
enfermedades que circulaba libremente en la Argentina. Teníamos 50 millones de
cabezas de ganado y una necesidad de vacunación anual. Había un mercado muy
representativo y dependíamos de empresas globales para abastecernos de la
vacuna. Con esfuerzo empresarial argentino más la tecnología, hoy contamos con
la posibilidad de la vacuna, más allá de que hoy no hay circulación en el país.
Esa tecnología hoy la podemos vender a otros países. Exportar o generar una
planta en otro lado con el conocimiento que adquirimos.
—¿Hizo
algo mal Sigman con AstraZeneca?
—Todos
los países debemos buscar la soberanía sanitaria. Las vacunas primero se dieron
en los países desarrollados a sus propias poblaciones. Cualquier iniciativa de
la administración pública para dotar de capacidades de manufactura es loable.
Aquí tenemos empresarios argentinos invirtiendo en el país a riesgo. Esta
empresa comenzó con la producción de la vacuna antes de contar con la
autorización en Europa. Las autoridades europeas podrían haber dicho que no era
todo lo eficiente o todo lo segura que debería ser. Si fuera así, toda la
producción había que descartarla. Tenemos un empresario que con visión, ciencia
y tecnología argentina asumió el riesgo y una empresa global que confió en él y
decidió transferirle tecnología para que comience con la producción.
—¿Por
qué no se comprende?
—La
industria farmacéutica no habló mucho hasta la pandemia. La mayoría de la gente
no entendía el desarrollo de un producto farmacéutico. La pandemia nos brindó
la posibilidad de contar lo bueno que hacemos por la sociedad. Dos terceras
partes del crecimiento en la expectativa de vida de la humanidad a partir de la
finalización de la Segunda Guerra Mundial se deben a la industria farmacéutica
a nivel global. Fuimos partícipes en extender sensiblemente la expectativa de vida
de la humanidad. En la pandemia tuvimos que salir a contar las cosas que
hacíamos. No hubo comprensión de cómo funciona la industria. Hay empresarios
dispuestos a invertir, producir, generar capacidades productivas a riesgo, para
después comercializarlo. Se trata de empresas, no de fundaciones. Falta
explicar lo bien que hace la industria farmacéutica a la salud en general. Es
una falencia que tenemos.
—¿Si
hubieras debido tomar la decisión y contaras con una vacuna como la de
AstraZeneca que aceptaba la transferencia tecnológica y la fabricación en la
Argentina, hubieras aceptado?
—Seguramente.
—Brasil,
con más de 200 millones de habitantes y la tradición de fabricación de vacunas
en el Butantan, ¿quiso fabricar su propia vacuna porque Argentina tenía AstraZeneca?
—Argentina
tiene capacidades diferenciales en la producción de productos biológicos, ya
sea para el uso humano o para el uso en animales.
—¿Más
que Brasil?
—Soy
argentino y me siento muy a gusto con las capacidades argentinas.
—¿Cuál
sería la singularidad de la capacidad para la fabricación de medicamentos?
—Tenemos
una industria fármaco-química. Argentina sigue manteniendo la producción de
principios activos en Latinoamérica. Bagó tiene una planta de producción de
principios activos que Brasil no tiene tan desarrollados. Existe la capacidad
de desarrollar acá la síntesis química de esos productos. En productos
biológicos, desarrollamos sin apoyo significativo del Estado nuestra capacidad.
Algunas empresas argentinas invirtieron a riesgo, lograron hacer síntesis de
esos productos biológicos. Hoy los exportan. Tenemos la capacidad intelectual,
desarrollamos un modelo financiero que nos permitió llevar adelante un programa
de estudios clínicos para afirmar que un producto biológico es tan bueno como el
original. A partir de ahí tenemos la facultad de abastecer el mercado argentino
y de exportar. Brasil intentaba desarrollarlo con programas de participación
público-privada. Uno de los vectores de desarrollo era la biotecnología.
Decidieron invertir miles de millones de dólares para poner a la industria
farmacéutica brasileña en un nivel en el que ya está la argentina.
—¿A
qué obedece esa característica de la industria argentina que no se desarrolló
en otros aspectos?
—Hay
factor humano. Hubo empresarios que entendieron el juego. Apostaron fuerte en
los últimos veinticinco o treinta años en el cumplimiento del marco
regulatorio, en inversiones en manufactura. Comprendieron el futuro de la
industria. Nos posicionó como industria diferencial en un país en el que no
creció su PBI per cápita en los últimos treinta años.
—Debe
haber causas estructurales, también. Somos el país que tiene entre sus premios
Nobel a César Milstein o Luis Leloir.
—Está
la capacidad intelectual de producir. Es algo que también tienen China e
India.
—Pero
ambos tienen más de 1.300 millones de habitantes.
—Y
mercados. Argentina lo logró a pesar de una localización geopolítica
desfavorable.
—Como
dijo el Papa, estamos en el fin del mundo. En el hemisferio sur, cuyo 70% es
agua.
—Contribuye
tener la educación pública. El 60% de los subsidios para investigación del
Conicet están o estuvieron vinculados a biotecnología. Nosotros tenemos
capacidad de investigación básica, de ciencia básica. Lo que nos falta es
trasladar esa ciencia básica a una industria local.
—¿Incide
la cuestión financiera?
—La
cuestión financiera, la escala, la falta de previsibilidad de la Argentina, las
dificultades macroeconómicas. Pero hoy el Grupo Bagó tiene presencia en
cincuenta países. Exportamos a Europa, como otros grupos que también lo hacen.
Exportamos a Vietnam, a Sri Lanka, entre otros.
En este link, la entrevista completa de Jorge Fontevecchia a Edgardo Vázquez.
https://www.perfil.com/noticias/periodismopuro/edgardo-vazquez-es-logico-que-un-empresarioque-corre-riesgos-pueda-comercializarsu-producto-se-trata-de-empresasno-de-fundaciones.phtml
https://www.perfil.com/noticias/periodismopuro/edgardo-vazquez-en-el-lugar-del-ministro-hubiera-firmado-antes-el-acuerdo-con-pfizer-por-jorge-fontevecchia.phtml
No hay comentarios:
Publicar un comentario