martes, 11 de septiembre de 2018

1888 - Domingo Faustino Sarmiento - 2018

Sarmiento tuvo muchas particularidades, una de ellas era su denuncia de la corrupción que imperaba en su época, así como nos indican sus historiadores, llegó a inventar el verbo "Atalivar", así leemos que el historiador y autor de “Yo, Sarmiento”, Ricardo De Titto, revela que fiel a su espíritu, el ex presidente Domingo Faustino Sarmiento inventó una palabra para denominar a aquellas situaciones relacionadas con las irregularidades en la obra pública:

Sarmiento no tenía pelos en la lengua, de lo que estaba convencido lo peleaba. Era un abanderado y un apasionado de la democracia republicana, y cuando veía acuerdos por arriba, los denunciaba“.

Según explicó el historiador, cuando Sarmiento tenía 75 años, editó el periódico “El Censor” para criticar los negocios de Julio Argentino Roca y, en especial, los de su hermano Ataliva, Ministro del Interior en aquel entonces. Alli surgió el verbo que representaría a los negocios corruptos:"Atalivar" .

Así el historiador nos comenta:

En 1885, el sanjuanino denunció la Campaña del Desierto como “un pretexto para levantar un empréstito enajenando la tierra fiscal a razón de 400 nacionales la legua, a cuya operación, la Nación ha perdido 250 millones de pesos oro ganados por los Atalivas, Goyos y otras estrellas del cielo del presidente Roca.

No hay razón –insistía– (…) para que tal empréstito continúe hoy abierto... para los amigos del general Roca (…). Es necesario llamar a cuentas al presidente y a sus cómplices en estos fraudes inauditos. ¿En virtud de qué ley, el general Roca, clandestinamente, sigue enajenando la tierra pública a razón de 400 nacionales la legua que vale 3.000? El presidente Roca, haciendo caso omiso de la ley, cada tantos días remite (…) órdenes directas (…) para que suscriba a los agraciados, que son siempre los mismos, centenares de leguas”.

Para concluir: “Al paso que vamos, dentro de poco no nos quedará un palmo de tierra en condiciones de dar al inmigrante y nos veremos obligados a expropiar lo que necesitamos, por el doble del valor, a los Atalivas”.

Otro caso: cuando Alvear, intendente de Buenos Aires, ideó un suntuoso bouvelard en la avenida Callao, Ataliva compró terrenos que serían revaluados de inmediato: “Aquello es Buenos Aires, desde el Callao afuera y al Norte. Ya están ubicados los jesuitas que no han errado tiro de lazo nunca y los Atalivas que se hacen rastra donde se abajan”. Con ironía, Sarmiento decía que así… Roca, “un lince”, guardaba “pal despuecito”.



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