La siguiente es una nota publicada en el diario La Nación, redactado por la periodista Andrea Churba.
Tres
errores que impiden la mejora del clima laboral
La
conciencia sobre la importancia de un ambiente de trabajo positivo suele
despertarse luego de que salta la tapa de la olla: resultados pobres en las
encuestas de clima o satisfacción del empleado, fuga de talentos, desmotivación
y quejas constantes, aumento de los conflictos y del ausentismo por estrés o
enfermedad, alta rotación, dificultades para alcanzar los objetivos o caída de
la productividad. El estallido pone en evidencia problemas que se vienen
cocinando desde antes, a temperaturas cada vez más altas, que muchos no
pudieron percibir, o eligieron ignorar, en beneficio de los resultados. La
miopía, el foco en el corto plazo, también influye en la percepción de la
solución, que tiene que ser rápida y efectiva. Pero el clima laboral no se
maneja desde el control remoto del aire acondicionado, y no se puede modificar
con un simple clic.
Tres
errores frecuentes que impiden mejorar el clima laboral:
Error
N°1: accionar directamente sobre el clima
Muchas
veces se intenta abordar la solución como si el clima fuera algo separado de lo
que pasa todos los días en el lugar de trabajo. Se contratan consultores
externos, se crean comisiones de clima, se hacen reuniones, seminarios y
proyectos. Las buenas intenciones se anuncian con bombos y platillos. El nuevo
espíritu se manifiesta en carteles coloridos y en un brote de acciones
inéditas, salidas grupales y programas chinos: "El aire se corta con
cuchillo, pero ahora nos ponen fruta en el pasillo", "Estoy sobrecargado
de trabajo y encima llego más tarde a casa porque me siento obligado a ir al
happy hour", "Me pierdo el domingo en familia por ir a partido de
fútbol con asado con personas que no me banco, con las que en la oficina la
paso mal", "Al mediodía hay clases de yoga, pero mi jefe no me
involucra en nada, no me escucha".
Algunos
líderes y empresas todavía viven en la ficción de que cambiar el clima se limita
a mejorar el humor, a crear un ambiente más friendly. Pero este tipo de
acciones cosméticas suelen generar reacciones adversas que agravan la
situación. Las personas se sienten tratadas como tontas, y se afirma la pérdida
de credibilidad y confianza.
El
clima es una consecuencia de lo que pasa todos los días, y no se puede separar
de la cultura que lo ha creado y lo sostiene. Por eso no hay recetas mágicas ni
universales. Un buen primer paso es hacer relevar y entender los factores en
los que estamos haciendo agua. Puede tratarse de cuestiones de comunicación,
planificación, relaciones interpersonales o entre áreas, respeto de la
diversidad o mal manejo del estrés. O quizás sean temas vinculados a las
posibilidades de desarrollo y aprendizaje, al reconocimiento y al feedback y,
por supuesto, a cuestiones de sueldos y beneficios. Al entender estos factores
se puede intervenir sobre los que sean prioritarios y posibles, mirando a largo
plazo cuáles son las acciones más productivas para activar y acelerar la mejora
del clima y construir una nueva cultura.
Error
N°2: suponer que, como individuos, no tenemos poder para mejorar el clima
Se
suele creer que la solución del mal clima va a venir desde afuera, desde
"arriba" o desde un grupo selecto. La presencia y el compromiso de
los líderes es fundamental, pero nada va a cambiar si no cambia la conciencia
individual, si las personas no se perciben a sí mismas como protagonistas y
promotoras de la mejora.
Es
útil creerse causa, pensar que cada uno -desde adentro, desde el medio y desde
el llano- tiene poder para hacer algo que altere positivamente el ambiente.
Aunque no estén garantizados los resultados, es productivo creer que somos
provocadores e influencers de buen clima en nuestro entorno.
Que
cada uno asuma su responsabilidad de mirar lo que hace con lentes de clima es
estar pensando, en el día a día, ¿qué puedo hacer yo?, ¿en qué depende de mí?,
¿qué puedo hacer, que esté a mi alcance, para que el ambiente sea más agradable
y estimulante para mí y para los demás? ¿Cómo puedo comunicarme mejor? ¿Cómo
puedo impulsar mi desarrollo y el de las personas que trabajan conmigo? ¿Las
estoy involucrando? ¿Las estoy reconociendo? ¿Les estoy dando feedback?
En
vez de enrollarnos en cómo deberían ser las cosas, y en quién idealmente
debería ocuparse, pensemos más en cómo activarlas para que la cultura de buen
clima se instale.
Error
N°3: creer que el clima lo cambian unos pocos
Si la
mejora no viene "desde arriba", y no es posible que lo haga un
individuo solo ni un grupo selecto, ¿quién lleva adelante el cambio?
MUCHOS tenemos que tener puestos los lentes de clima SIMULTÁNEAMENTE y trabajar DÍA A DÍA en forma SOSTENIDA para volverlo más favorable.
Cuando
cada vez más personas se creen responsables e influencers de su entorno, y cada
día realizan pequeñas acciones para mejorar el clima, ENTRE TODOS transforman
la cultura y se vuelven guardianes de su continuidad.
Un
nuevo paradigma: el clima lo hacemos entre todos
Mirar
lo que hacemos con lentes de clima y pensar el clima como cultura: sólo si
entendemos que el clima lo hacemos entre todos podemos hacer del lugar de
trabajo un ambiente amable y respetuoso, motivador del crecimiento individual y
colectivo, proveedor de buenas experiencias y relaciones, donde las personas
elijan quedarse y cooperen para obtener resultados extraordinarios.
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