En las oficinas conviven
distintos tipos de personas y profesiones, todo ello de acuerdo a la dimensión
de la organización y sus propósitos. Henry Mintzberg (1983) nos explica que la gente se agrupa con sus pares (no en
relación con la jerarquía ni aun necesariamente con nuestras cinco partes) para
hacer su trabajo. Cada grupo o constelación trata con distintas decisiones
apropiadas a su propio nivel en la jerarquía, y está unido sólo flojamente con
los otros, definiendo a la organización como un Sistema de Constelaciones de Trabajo, cuando nos explica su funcionamiento.
En el artículo publicado
en el diario La Nación, Sistemas: un impenetrable mundo, su autor Diego Cabot,
nos acerca algunas claves para entender y comprender las tareas que llevan a cabo estos profesionales dentro de una
organización.
Leemos en el artículo:
Si hay un grupo de
personas cuyo trabajo es absolutamente desconocido por el resto de la
organización, pues esos son los de sistemas. Nadie sabe qué hacen y cómo llegan
a sus objetivos; cómo se especializan y cómo resuelven los intríngulis más
complejos de una empresa. Pero lo hacen.
"Nunca le pregunte
nada a un integrante del equipo de sistemas. No están preparados
psicológicamente para contestar. Ellos resuelven, en silencio. Sólo dialogan
con las máquinas", dice, sombrío como nunca, el Gurú de la cortada de la
calle Estomba.
Así son "los de
sistemas", integrantes de una porción cada vez mayor de las compañías, tan
imprescindibles para los negocios modernos como incomprendidos por sus
compañeros de trabajo.
Lo primero que hay que
saber es que en ese universo llamado "los desistemas" [sí, así, como
se pronuncia sin espacio entre "de" y "sistemas"] conviven
especies variadas. "Sólo ellos saben los límites entre las
responsabilidades y los oficios de unos y otros. No se le vaya a ocurrir preguntar",
advierte el Gurú.
Lo primero que hay que
saber es que nos será posible conocer su arte. Desarrolladores Java, operadores
SAP, programadores, otros consultores Oracle, soporte técnico, analista
programador, analista funcional de aplicaciones o auditores de sistemas. Hay
también analista funcional de aplicaciones, responsables de seguridad
informática o programadores Linux, por no pensar en los responsables de la
tecnología cloud o en los analistas de incidentes de los llamados help desks,
más conocidas como mesas de ayuda.
La especificidad de sus
artes los tornan únicos e irreplicables. Si una tarde un experimentado
consultor SAP o un programador Java se resfría, pues nadie tomará su trabajo.
Todo se hará a su regreso.
En lo que atañe a la
relación con otros miembros de la organización, como bien dijo el Gurú, los
desistemas nunca contestan cuestiones técnicas. O son sordos o prefieren
callar, una de dos. Lo cierto es que se sientan en sus computadoras o en
máquinas ajenas, lo mismo da, y allí empiezan el diálogo con el inanimado
sistema. Sólo largan un par de frases relacionadas con las contraseñas. Nada
más. Saben que cualquier explicación que den caerá en saco roto. Ni se molestan
entonces.
Otra de las
características que tienen es que son consultados por innumerable cantidad de
nimiedades que generalmente no suelen importarles. Los desistemas andan por los
pasillos de la compañía y, al paso, los otros empleados los aprovechan como
para preguntarles por qué la computadora de su casa anda lenta o si tienen idea
cómo bajar un antivirus para luchar contra piratas y enfermedades en las PC. Es
imposible que una persona que no sabe nada del asunto -la gran mayoría de los
mortales- pueda entender si un hombre desistemas que lo puede todo no sepa
resolver un problema de PC doméstico.
"Se olvida de algo.
Vaya a sus escritorios, hay muñequitos y robots. Y muchos de La guerra de las
galaxias. Les encanta", dice el Gurú.
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