En nuestra vida diaria,
seguramente hemos vivido alguna situación donde la solución a un problema se
podría haber realizado de forma más simple, requiriendo menos información o
involucrando menos gente o recursos; analizando los motivos que nos llevaron a elegir el camino más complejo, vemos que esto ocurrió debido principalmente a que lo simple
suele ser lo más obvio, y por ello tendemos a desecharlo, en virtud de pensar
que debe existir información que desconocemos, o presuponemos intencionalidades
donde no las hay, que nos lleva a complejizar lo simple y de esta manera condicionar nuestras decisiones.
“Cuando dos supuestos en igualdad de condiciones tienen las mismas consecuencias, la teoría más simple tiene más probabilidades de ser correcta que la compleja”
Ese es el postulado
general de Principio de Parsimonia o Navaja de Ockham, que establece que no
se deben hacer supuestos más que en un mínimo necesario. Este principio es la base de todos los
modelos científicos y la construcción de teorías.
Esto no quiere decir que
la explicación más simple sea la más correcta sino que existen más probabilidades
que sea cierta y es preferible elegirla hasta que haya razones bien
fundamentadas para adoptar una alternativa más compleja.
Quién fue Guillermo de Ockham
Guillermo fue un fraile franciscano
y filósofo ingles oriundo de Ockham, un pequeño pueblo de Surrey, cerca de East
Horsley, Inglaterra, quien vivió entre los años de 1.280 a 1.349, y murió
víctima de la peste negra que azotó el medioevo, en Munich.
Fue uno de los pensadores
más destacados de la filosofía medieval, es considerado pionero de nominalismo, algunos consideran a
Ockham el padre de la moderna epistemología y de la filosofía moderna en
general, debido a su estricta argumentación de que sólo los individuos existen,
más que los universales (o entidades abstractas), esencias o formas
supraindividuales, y que los universales son producto de la abstracción de
individuos por parte de la mente humana y no tienen existencia fuera de ella.
Ockham es considerado a veces un defensor del conceptualismo más que del
nominalismo, ya que mientras los nominalistas sostenían que los universales
eran meros nombres, es decir, palabras más que realidades existentes, los
conceptualistas sostenían que eran conceptos mentales, es decir, los nombres
eran nombres de conceptos, que sí existen, aunque sólo en la mente.
Pero fue solo hasta el
siglo XVI que el principio se popularizó como “La Navaja de Ockham”, según los
teólogos y filósofos de la época Ockham le daba una “rasurada” a la barba de
Platón, en sentido figurativo, pues sus seguidores usaban el principio de
generalizar y luego particularizar lo que llevaba a muchísimas explicaciones a
un solo fenómeno, muchas de estas explicaciones resultaban en un verdadero
embrollo que al final no servían más que como ejercicio intelectual.
Usos del Principio de
Parsimonia
Preferir una teoría que
explique los datos en función del menor número de causas no parece sensato, sin
embargo en el mundo científico, la Navaja de Ockham, es utilizada para modelar
teorías científicas hasta tanto no se logre una teoría superadora que explique
un determinado comportamiento, con el peligro de caer en el conflicto de
abordar problemas complejos desde la simplicidad y facilidad, reduciendo todo a
una micro escala que nos lleve a pensar que nuestro universo puede ser simple y ordenado,
cuando en la realidad los problemas contienen múltiples causas dentro de un contexto
complejo y caótico.
Específicamente pueden
verse usos para este principio en áreas como:
- Economía: se utiliza en teorías microeconómicas para estudiar el comportamiento del consumidor.
- Informática: Los desarrolladores de software sin pensarlo son grandes promotores de este principio, dado que sus desarrollos de software y lenguajes siempre buscan ser cortos, simples y de fácil acceso a los usuarios.
- Estadística: tiene aplicaciones para los modelos de regresión lineal múltiple. Para realizarse siempre deben seleccionar combinaciones de variables reducidas y simples, teniendo en cuenta la varianza residual y la correlación de las mismas.
La utilización del
Principio de Parsimonia o Navaja de Ockham, puede ser una ventaja más en
nuestra vida profesional.
En nuestra vida diaria, seguramente hemos vivido alguna situación donde la solución a un problema se podría haber realizado de forma más simple, requiriendo menos información o involucrando menos gente o recursos; analizando los motivos que nos llevaron a elegir el camino más complejo, vemos que esto ocurrió debido principalmente a que lo simple suele ser lo más obvio, y por ello tendemos a desecharlo, en virtud de pensar que debe existir información que desconocemos, o presuponemos intencionalidades donde no las hay, que nos lleva a complejizar lo simple y de esta manera condicionar nuestras decisiones.
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