jueves, 7 de agosto de 2025

Huellas: “No es falta de compromiso: es ausencia de neuromotivación (y lo estás provocando vos)” - artículo

En este artículo publicado en Linkedin, nos presenta a la neuromotivación en las empresas. Leemos en el artículo: 

“No es falta de compromiso: es ausencia de neuromotivación (y lo estás provocando vos)”

Y si te dijera que tu equipo no está desmotivado... está mal estimulado.

Durante años creí que motivar a un equipo era premiar, reconocer y dar beneficios tangibles. Hice lo que muchos líderes hacemos: bonos, viernes flex, desayunos de cortesía, reconocimientos públicos. Nada funcionó como esperaba. El entusiasmo era efímero y, a los pocos días, la curva volvía a bajar. Hasta que descubrí la Neuromotivación.

¿Qué es la neuromotivación?

No es coaching barato ni una moda de TikTok. Es neurociencia aplicada a la gestión. Es entender cómo funciona el cerebro humano ante desafíos, recompensas, frustraciones y vínculos laborales.

Un día, en una formación en Bogotá, un neurocientífico dijo una frase que me atravesó: 

 

“El cerebro humano no trabaja por el premio… trabaja por sentido y pertenencia.”

Desde entonces, empecé a aplicar conceptos de neurobiología a mis equipos. ¿Qué disparadores cerebrales activaban su dopamina? ¿Qué tipo de tareas los hacían entrar en estado de flow? ¿Cómo podía lograr que no trabajen para mí, sino conmigo?

Spoiler: funcionó.

3 verdades que cambiaron mi manera de liderar:

1. No todos quieren liderar. Pero todos quieren importar.

El 80% de las personas con las que trabajé en los últimos años no buscan una carrera meteórica. Buscan ser escuchadas, vistas, consideradas. En términos neuronales, buscan activación del sistema límbico: sentirse relevantes.

Cuando incluís al equipo en decisiones, aunque mínimas, su cerebro segrega oxitocina (la hormona de la conexión). Se sienten parte. Y eso vale más que el aumento.

2. El castigo invisible: la indiferencia.

Neurológicamente, ignorar el esfuerzo de alguien activa las mismas zonas que se activan con el dolor físico. Esto no lo digo yo, lo dice un estudio de la Universidad de Michigan.

Desde entonces, aprendí que no es necesario aplaudir todo. Pero sí registrar. Un simple "vi tu presentación, estuvo muy bien estructurada" tiene más efecto que un voucher para un spa.

3. El cerebro odia la incertidumbre… pero ama el desafío.

La motivación aumenta cuando el reto es claro y está al alcance. Si ponés metas imposibles o ambiguas, el cerebro entra en modo alerta. Se bloquea. Pero si planteás pequeñas metas alcanzables, el equipo entra en modo juego. Y el juego… es la forma más ancestral de aprendizaje.

Lo viví en carne propia: una anécdota de oficina

Hace unos meses, en un proyecto internacional con más de 12 profesionales de 4 países distintos, noté algo extraño. El equipo argentino (sí, el nuestro) tenía el rendimiento más bajo. ¿Razón? No se sentían parte. Así de simple.

Rediseñé las reuniones: menos informes, más conversaciones. Abrí un espacio llamado "Cerebro Libre": 10 minutos semanales para que cada uno proponga una idea, sin juicio. Una semana después, el rendimiento subió un 28%.

No hubo premios. Hubo escucha, desafío y sentido.

Entonces, ¿cómo se lidera con neuromotivación?

Permití que cada persona cuente su propia historia dentro del proyecto.

No sobrecargues de beneficios vacíos. Cargá de sentido.

Identificá qué activa la dopamina en cada integrante. No todos quieren lo mismo.

Dale al equipo herramientas para medir su propio avance. La autocomparación sana es una fuente de placer cerebral. 

 

Conclusión: el futuro del liderazgo es neurocompatibile

No se trata de manipular mentes. Se trata de entender cerebros. El equipo ideal no es el más capacitado. Es el que más quiere estar ahí. Y eso, líder, depende de vos. 

 

Si alguna vez sentiste que tu equipo tiene talento pero le falta fuego, quizás no necesiten otro bono… sino una conversación diferente.

 


Páginas consultadas: 

No hay comentarios:

Publicar un comentario