La Revista Apertura publica un reportaje de Gabriela Pittis, CEO del laboratorio Takeda, realizado por la periodista Florencia Lendoiro.
Leemos en el artículo:
De la Hepatalgina a 'enfermedades raras': el camino de Takeda en Argentina y una vacuna esperada pronta a llegar
La número uno del laboratorio Takeda en Latinoamérica asegura que la recuperación del sector de la salud en la región no llegará antes de fines del año próximo. Espera en 6 meses respuesta de la Agencia Europea de Medicamentos para su vacuna contra el dengue, un paso que acelerará la aprobación en la Argentina
Takeda es un gigante farmacéutico de origen japonés con una larga historia de 240 años e importantes movimientos en su última etapa. En 2019, la compañía que elaboraba medicamentos de venta libre y tratamientos masivos, compró el laboratorio Shire, lo que cambió el foco hacia otra especialidad: las enfermedades raras.
En la Argentina, Takeda vendió su famosa y popular marca Hepatalgina al laboratorio Elea, de Hugo Sigman, y hoy se concentra en cuatro áreas muy específicas: oncología, enfermedades gastrointestinales, neurociencias y la estrella -impulsada por Shire- de enfermedades raras. "Allí está puesto todo el esfuerzo, no solo con productos que lanzamos al mercado sino en la innovación", explicó a El Cronista, Gabriela Pittis, Head del Area SAM de Takeda, la número uno en latinoamérica (incluso México y excepto en Brasil).
Vinculado a la pandemia, explica Pittis, si bien Takeda no se involucró en una vacuna contra el Covid-19, sí avanzó en un tratamiento para enfermos en un área en la que son fuertes: productos derivados del plasma.
Pittis asegura que en el centro del negocio de esta compañía japonesa siempre está el paciente y que por eso, a pesar de la falta de fondos del sistema de salud o las colaboraciones que hay que tener con prepagas y obras sociales para que tomen los tratamientos de las enfermedades poco frecuentes (donde hay poca información y son costosas), la Argentina está abierta a innovaciones.
Aún así, pronostica Pittis, "La recuperación del sistema de salud a momentos pre pandemia va a demorar en Latinoamérica, no será antes de findes de 2022".
¿Cómo se adapta a la región la organización de una compañía con una cultura japonesa tan antigua?
Por ser japonesa, Takeda está basada en valores muy fuertes: integridad, justicia, perseverancia y honestidad. En la Latinoamérica mantenemos esos valores en el management y en la interlocución con los diferentes actores del mercado, tenemos al paciente en el centro en todos los planes. Realmente no hay diferencias.
¿Por qué se eligió a la Argentina como headquarter de la región?
Fue una apuesta hacer base acá. Argentina es uno de los países core de la región junto con México y Colombia; y es un muy buen centro de recursos humanos muy bien preparados y competitivos.
¿Pero no tienen planta en la Argentina?
Teníamos la de Hepatalgina, que en 2019 se vendió a Elea y la decisión de venderla fue por la alineación estratégica de concentrarnos en un portafolio de innovación y no de cuidados primarios. Esa fue la razón de la desinversión en la planta de Hepatalgina, que estuvo 100% alineado con la estrategia y el foco que la empresa tiene hoy a partir de este de este proceso de transformación que se da a nivel global, no solamente en Argentina, por la incorporación de Shire.
¿Y por qué conservaron las plantas de otros países de Latinoamérica?
Las que tenemos en Brasil y México son plantas que tenía Takeda o Shire y ya estaban enfocadas en las áreas donde la compañía quiere estar.
¿Podría haber planta nueva en la Argentina, quizás a través de alguna adquisición?
Takeda acaba de comprar una compañía tan grande como ella misma con lo cual diría que no hay perspectiva de una gran adquisición que cambie nuevamente el rumbo de manera tan drástica.
¿En el país hay laboratorio o un centro de investigación?
Si, tenemos un laboratorio muy grande de control de calidad. Está en Olivos y se hizo con una inversión enorme, de u$s 15 millones, con altos estándares, que inauguramos en 2019. Este laboratorio está sumamente actualizado en todo lo que tiene que ver con tecnología ensayos clínicos.
¿Están creciendo los ensayos clínicos en el país?
Tenemos uno corriendo para una de estas enfermedades raras pero hay que tener en cuenta que nuestros ensayos se hacen con mucha menos población de los escuchamos por ejemplo para las vacunas, por el nivel de incidencia que tienen y además las vacunas se hacen sobre población sana.
¿Por enfocarse en enfermedades poco frecuentes, encuentran más resistencia en el sistema de salud privada?
Esas enfermedades no son patologías que resuenen entre la comunidad en general y tienen casos aislados pero hay más de 3 millones de argentinos que sufren una de estas 'enfermedades raras'. Todos los productos de Takeda están disponibles en la Argentina. Algunos están en plan de registro o ya se comercializan. Nuestro compromiso principal como compañía es que los medicamentos sean accesibles a los pacientes y también a los pagadores en todos los lugares donde operamos. Los procesos en los sistemas de salud son diversos alrededor de la región. Lo que sucedió con la pandemia es que se redireccionaron fondos del sistema de salud hacia el estudio del covid-19. Nosotros nos movemos en área en productos de alta innovación que no tienen hoy ningún tipo de tratamiento o alternativas.
Es un trabajo de colaboración entre todos los actores del sistema, prepagas y obras sociales, para que el producto sea accesible y hay un acompañamiento para los médicos tratantes y todo el ecosistema que rodea el paciente, no solo para que se eduque para que tratamiento sino para que sea correctamente aplicado. Ponemos valor en los tratamientos para que el acceso sea posible no solo para el paciente sino para que sea sostenible para el pagador.
Argentina está abierto a la innovación, aun con todas las trabas y todas las dificultades que sufre el país. La limitación de fondos es una barrera. Sin embargo, se ve que desde desde el diagnóstico hasta el tratamiento en Argentina hay soluciones que son altamente innovadoras y se ve en los productos que aprueba el Anmat y en las oportunidades que que se dan a los pacientes en diferentes áreas terapéuticas. Las autoridades regulatorias, en ese sentido, son muy abiertas y tienen un interés genuino.
¿Tuvieron complicaciones para importar, como sucedió en otras industrias?
No tuvimos problemas por cuestiones locales. Tampoco, a pesar de todos los problemas que generó la pandemia con las dificultades para viajar por el mundo, dejamos de suministrar medicamentos por un tema logístico. Toda la infraestructura de la industria farmacéutica hizo una adecuación de la logística. Claramente, hubo que hacer muchas vueltas de una ciudad a otra, conseguir vuelos, y eso se vio reflejado en los costos, pero no había dudas de que había que hacerlo.
¿Qué relación tuvieron con la pandemia?¿Participaron en las vacunas o tratamientos?
No estuvimos involucrados en vacunas pero sí en el desarrollo de un tratamiento con productos derivados de plasma para pacientes infectados. Fue interesante porque fue un trabajo conjunto, en alianza con diferentes compañías productoras de plasma. Se hizo el estudio clínico y lamentablemente no se alcanzaron los objetivos para demostrar, pero dejó un gran aprendizaje de colaboración.
¿Qué avance tiene la vacuna del dengue?
Si, estamos trabajando en la vacuna del dengue y el Sika. La de dengue está más avanzada, es una enfermedad donde Takeda está 100% focalizada porque es endémico con más de 100 países y particularmente en Latinoamérica y Asia. Hoy la organización mundial de la salud dice que aproximadamente la mitad de la población mundial tiene el riesgo de dengue. Hay alrededor de 400 millones de infectados anuales. En este momento, la vacuna del dengue está sometida para aprobación en la Agencia Europea de Medicamentos (EMA). Esperamos una respuesta en los próximos seis meses.
¿Cuándo podría llegar a la Argentina la vacuna del dengue?
Esperemos que llegué en el corto plazo porque es una solución a un problema endémico para el país y que se pueda usar masivamente. En el mercado existe otra vacuna que es producida por Sanofi y que se usa con restringido para algunos tipos de dengue y para algunos casos particulares.
En cuanto a la vacuna de Takeda, es importante que la agencia europea es tomada como punto de referencia para las aprobaciones. Es una agencia de alta vigilancia, donde existe un panel de expertos que incluyen profesionales de las diferentes agencias regulatorias de los países de Argentina. La respuesta estaría en unos seis meses y eso aceleraría mucho el proceso en la Argentina.
¿Qué proyecciones tiene para la Argentina y la región?
En toda la región estamos lanzando ocho productos innovadores para la diferentes áreas terapéuticas. Varios productos que van a traer soluciones en en espacios que hoy no tienen una solución o que no le permite alcanzar una calidad de vida al paciente importante. Es una apuesta. Son patologías que existen y están diagnosticadas porque acá hay muchos centros de excelencia para tratarlos en el país. Intentamos cortar el tiempo del paciente hasta llegar al tratamiento porque eso a veces es ineficiente para el sistema de salud. Cuanto más asertivo es el diagnóstico, menos se gasta en caminos alternativos o peregrinajes.
¿El país tiene condiciones para que multinacionales quieran invertir en el país?
Hoy el el área de salud está bastante golpeada. Si se mira la macroeconomía los sistemas de salud que eran débiles por fondeo hoy están realmente colapsados con el tratamiento de la pandemia. La recuperación del sistema de salud a momentos pre pandemia va a demorar en en Latinoamérica, no será antes de findes de 2022.
¿A qué se debe?
Los fondos han sido absorbidos por la pandemia. Una de las grandes preocupaciones y discusiones que tenemos en el sector es el rezago que ha habido en diagnósticos y tratamientos de otras enfermedades. Las compañías que tienen la experiencia para el desarrollo de vacunas se han volcado a la producción de vacunas, pero no han dejado de atender otras otras áreas de especialidad. Ese rezago es costoso porque esos pacientes que no se diagnosticaron o siendo diagnosticados no se trataron, empeoran, va a tener un costo mayor. También va a depender de cuántos fondos se aloquen al sistema. Cuanto aire se le dé a los sistemas de salud para poder salir y recuperarse de esa situación.
¿Qué sirve para esa recuperación?
Realmente este periodo nos dejó cosas que estaría bueno que quedaran como la adopción de la telemedicina, de los canales digitales. Lo mismo en la relación con entes reguladores y pagadores que fue un stoper grande. Cuando un producto está en espera de aprobación en un ente regulatorio y se demora o no se da el intercambio de consultas, se interrumpen los avances. La comunicación virtual ha permitido mantener un proceso que se hace más ágil.
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