Juan
Gelman nació en Buenos Aires, en el barrio de Villa Crespo, el 3 de mayo de
1930, fue el tercer hijo de un matrimonio de inmigrantes ucranianos. Su padre,
José Gelman, había participado de la revolución rusa de 1905. Estudió en el
Colegio Nacional de Buenos Aires. Inició estudios universitarios de química,
los cuales abandonó al mismo tiempo que decidió dedicarse a la poesía. En 1954
trabajó como redactor en Nuestra Palabra y en el diario comunista La Hora, y
como corresponsal de la agencia china Xin Hua. Integró el grupo de jóvenes que
se reunían en torno de la revista Muchachos.
Su
primera obra publicada, Violín y otras cuestiones, prologada entusiastamente
por otro grande de la poesía, Raúl González Tuñon, recibió inmediatamente el
elogio de la crítica.
Forzado
al exilio, residió en Roma, Madrid, Managua, París, Nueva York y México. En
este periodo alternó su actividad política contra la dictadura militar con
trabajos de traducción para la UNESCO. En 1988 regresó a la Argentina en junio,
tras trece años de proscripción y persecución judicial.
Murió
el 14 de enero de 2014 en Ciudad de México.
Confianza
se
sienta a la mesa y escribe
«con
este poema no tomarás el poder» dice
«con
estos versos no harás la Revolución» dice
«ni
con miles de versos harás la Revolución» dice
y
más: esos versos no han de servirle para
que
peones maestros hacheros vivan mejor
coman
mejor o él mismo coma viva mejor
ni
para enamorar a una le servirán
no
ganará plata con ellos
no
entrará al cine gratis con ellos
no le
darán ropa por ellos
no
conseguirá tabaco o vino por ellos
ni
papagayos ni bufandas ni barcos
ni
toros ni paraguas conseguirá por ellos
si
por ellos fuera la lluvia lo mojará
no
alcanzará perdón o gracia por ellos
«con
este poema no tomarás el poder» dice
«con
estos versos no harás la Revolución» dice
«ni
con miles de versos harás la Revolución» dice
se
sienta a la mesa y escribe
Patrias
No
importa que no sepas
cuándo
te toca la incandescencia del aire.
Lo
importante es que la recibas
y más
importante aún
que
abras así el país de la bondad.
Los
sueños no saben nada de sí mismos.
También
el aire se ignora y entra
para
hermosearse en tu hermosura.
En su
cristal canta su rostro
como
una patria.
Escribo
en el olvido
Escribo
en el olvido
en
cada fuego de la noche
cada
rostro de ti.
Hay
una piedra entonces
donde
te acuesto mía,
ninguno
la conoce,
he
fundado pueblos en tu dulzura,
he
sufrido esas cosas,
eres
fuera de mí,
me
perteneces extranjera.
Final
Ha
muerto un hombre y están juntando su sangre en cucharitas,
querido
Juan, has muerto finalmente.
De
nada te valieron tus pedazos
mojados
en ternura.
Cómo
ha sido posible
que
te fueras por un agujerito
y
nadie haya ponido el dedo
para
que te quedaras.
Se
habrá comido toda la rabia del mundo
por
antes de morir
y
después se quedaba triste triste
apoyado
en sus huesos.
Ya te
abajaron, hermanito,
la
tierra está temblando de ti.
Vigilemos
a ver dónde brotan sus manos
empujadas
por su rabia inmortal.
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