Como
artista, M. C. Escher resulta difícil de clasificar. Se han hecho múltiples
interpretaciones de sus obras, pero la realidad es que Escher no tenía grandes
pretensiones ni mensajes que transmitir, sino que básicamente plasmaba lo que
le gustaba. No basa su trabajo en los sentimientos, como otros artistas, sino
simplemente en situaciones, soluciones a problemas, juegos visuales y guiños al
espectador. Visiones, en ocasiones, que le sobrevenían por las noches, que
pasaban por su imaginación y que creía merecedoras de ser plasmadas en sus
cuadros.
Él
mismo reconocería que no le interesaba mucho la realidad, ni la humanidad en
general, las personas o la psicología, sino sólo las cosas que pasaban por su
cabeza. En cierto modo era alguien introvertido, dicen incluso que de trato
difícil, que prefería crear su propio universo.
Los
expertos coinciden, y es bastante evidente examinando la mayor parte de sus
obras, en que una de sus principales características es la dualidad y la
búsqueda del equilibrio, la utilización del blanco y el negro, la simetría, el
infinito frente a lo limitado, el que todo objeto representado tenga su
contrapartida.
Páginas consultadas:
https://es.wikipedia.org/wiki/M._C._Escher
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