Esta nota fue publicada en la revista Apertura, y nos acerca a la problemática que toda organización busca evitar, el fraude empresarial. Leemos en el artículo:
Advierten
que la pandemia aumenta posibilidades de fraude corporativo y robos en empresas
Según
Kroll, una de las principales consultoras de seguridad privada del mundo, los
riesgos crecen porque el trabajo a distancia dificulta los controles, en
especial, en América latina. Un informe reciente reveló que, a escala global,
el 41% de los auditores internos como “regulares o “malos sus programas de
prevención
Era un
clásico: primer viernes de cada mes, el botín se repartía, en efectivo, entre
los cuatro principales ejecutivos de la empresa. Contabilidad creativa que,
puntual y religiosamente, finalizaba materializada en fajos de cash, que
compensaban sueldos no correspondientes (a juicio del cuarteto) con las cargas
de sus responsabilidades directivas. Los retiraban, con cinismo, apilados en
bolsas con el logo de la empresa. Duró años. Con el correr del tiempo, la
práctica se sofisticó. Algunos de esos cómplices ya no están. Pero quienes
quedan la mantuvieron, incluso, en estos días de pasillos desolados, oficinas
vacías y, en consecuencia, ausencia de ojos indiscretos: la pandemia de
coronavirus es propicio para el fraude o los actos de corrupción en empresas,
según un reciente estudio de Kroll, una de las principales consultoras de
seguridad corporativa del planeta.
"En
este contexto de crisis, se conjugan con mayor frecuencia o facilidad factores
que aumentan el riesgo y la exposición al fraude", explica Juan Cruz
Amirante, director ejecutivo asociado de Kroll Argentina.
"Aumentan
las oportunidades para que una persona pueda cometer un delito, ya que las
nuevas condiciones de trabajo podrían aún no contar con los procesos de control
y monitoreo necesarios , agregó. El
escenario, de por sí, ya era preocupante. Según el Estudio de Riesgo y Fraude
de Kroll 2019-2020, el 41% de las empresas reconoció que sus programas de
gestión de riesgo o fraude son "regulares" o "malos".
El
relevamiento, que se hizo junto a la Fundación Latinoamericana de Auditores
Internos (FLAI) a 704 auditores internos de empresas de más de 500 empleados de
todo el mundo, además, reveló que la falta de recursos humanos calificados es
uno de los principales motivos para no lograr una gestión adecuada de riesgo de
fraude: el 80% de los encuestados sostuvo que había carencia de personal para
ejercer estas labores.
“De
hecho, llamó la atención que el 15% en las empresas cuya nómina es igual o
superior a 50.000 empleados, el departamento de auditoría interna estaba
conformado por 15 personas o menos , destacó el informe.
Esta
tendencia se observa especialmente en América latina, según el relevamiento, ya
que se evidencia que hay una correlación entre las presiones económicas y
laborales con la mayor probabilidad de que se cometa fraude.
Sin
embargo, el paper sostiene que esto se puede corregir con el fortalecimiento de
las áreas de auditoría interna, y la contratación y capacitación oficiales de
cumplimiento, ya que el 89% de los encuestados señaló que un buen programa de
compliance ayuda a detectar y prevenir actos corruptos o fraudulentos.
Por
otro lado, la encuesta informó que 41% de las empresas declaró que el área que
lidera los esfuerzos de cumplimiento (compliance) es la de auditoría interna.
Sin embargo, a pesar de que el 91% de las empresas declaró que trabajó sobre
prevención del fraude, menos de la mitad contestó que el área juegue un papel
determinante al momento de la toma de decisiones en las compañías.
“Esto
sugiere que, a pesar de que pueden tener alguna responsabilidad en la gestión
del riesgo de fraude, la función puede sentir que no tiene un asiento natural
en la mesa de toma de decisiones estratégicas o, quizás, la influencia para
impulsar el cambio , advirtió Kroll en el documento.
Los
cambios laborales y de los procesos por la pandemia, en un contexto de crisis
económica, pueden alentar nuevos casos de fraude, agregó. Con la pandemia, los
protocolos de los oficiales de cumplimiento y las áreas de auditoría interna
vieron modificados radicalmente su trabajo.
“Las
empresas perdieron un poco el control porque se trabaja a distancia, en redes
hogareñas que no son seguras, y eso nos hace más vulnerables al robo de
información o a que ingresen a los sistemas de la empresa, algo que es más
difícil que suceda en redes cerradas , explica Amirante.
En tal
sentido, no son pocas las empresas que sufrieron robos de información similares
al que padeció Migraciones hace poco, por el cual se exigió el pago de un rescate.
Uno de los pocos casos privados que trascendió a los medios fue el de Telecom,
con una filtración de datos que obligó a paralizar el funcionamiento de su
departamento comercial
Además,
en los últimos días, cobraron notoriedad casos de fraudes digitales o en
plataformas de comercio electrónico en el país, ante el crecimiento de las
compras y operaciones online. “Hasta hace dos meses, el ciberdelito había
crecido un 30%. Ahora, se estima un aumento del 40%, con el crecimiento de las
operaciones online, también se
incrementaron los robos virtuales , comenta el experto.
Los
programas de prevencion del delito no sirven sólo para evitar fraudes: también,
para concretar negocios, agrega. “Hoy por hoy, en la Argentina, hay más
empresas medianas, familiares, que empiezan a entender que las buenas prácticas
son importantes para hacer negocios. Durante la pandemia, un laboratorio
argentino importante se quedó fuera de una licitación para vender medicamentos
a los Estados Unidos, pese a contar con mejores precios, por el tipo de cambio.
¿Qué pasó? No podía acreditar un programa de integridad adecuado, con
procedimientos formales de control interno sobre clientes y proveedores sobre
el cumplimiento de buenas prácticas en los negocios. Y, aunque ofrecía los mejores
precios, se quedó fuera de la licitación, al no poder cumplir esos requisitos ,
ejemplifica Amirante.
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