lunes, 12 de junio de 2017

Telxínoe: Baldomero Fernández Moreno (1886 - 1950)

Baldomero Fernández Moreno, nacido en Buenos Aires en 1886, es un poeta de habla hispana considerado uno de los más importantes exponentes de la corriente o tendencia denominada sencillismo. Hijo de padres españoles, vivió unos años en España, donde estudió humanidades. En 1899 regresó a Argentina e inició un lento aprendizaje literario, a la vez que avanzó y concluyó sus estudios de medicina, profesión que ejerció en paralelo a su vocación poética. 

Se recibió de médico en la Universidad de La Plata y ejerció como médico rural hasta que se radicó en Buenos Aires en la década del 20. En el año 1950 fallece en su casa del barrio de Flores. Fue colaborador en periódicos y revistas, obtuvo el Premio Nacional y el Municipal de Literatura y fue miembro de la Academia Argentina de Letras. 


RISA
Bajo el árbol redondo de hojas nuevas,
en el rústico banco del idilio,
ella estalló de pronto en carcajadas
como fuente que brota a borbotones.
Y estremecido el olvidado banco,
como si todo el júbilo del mundo
hinchara de vigor sus viejas fibras,
hizo saltar mi cuerpo alegremente
con renovada furia hacia las nubes.
ALBA
Embadurna de luz el alba mi postigo,
y a perfilarse empiezan mis pobres muebles viejos...
Los primeros en despertar son los espejos.
Pende la luz eléctrica del techo, como un higo.
Tienen mis pobres muebles un manso despertar,
sobre todo el lavabo... Acoge a la mañana
como deshecho en blancas risas de porcelana.
Que buena pro le haga. Yo prefiero roncar.
A estas horas las gentes que tienen ambiciones,
salen apresuradas a sus ocupaciones.
Yo me doy media vuelta y en la almohada me hundo.
Le vuelvo las espaldas a la Aurora y al mundo.

TRÁFAGO
Me he detenido enfrente del Congreso,
y en medio del urbano torbellino,
he soñado en un rústico camino
y me he sentido el corazón opreso.

Una tranquera floja, un monte espeso,
el girar perezoso de un molino,
la charla familiar de algún vecino,
¿no valen algo más que todo eso?

Se ahogaban en la esquina algunas flores;
a formidables tajos de colores,
abríase el asfalto humedecido
como esbozando trágica sonrisa.

¡Quién va a fijarse en mí, si hay tanta prisa!
¡Quién va a escuchar mi voz, si hay tanto ruido!

RESUMEN
Si el destino te dio mujer virtuosa,
hijos innumerables y lozanos,
piensa, mortal, que tienes en las manos
la parte de la vida más sabrosa.

Trabaja, vuelve a trabajar, reposa,
para ti será el sol de los veranos,
el dulce fuego en los inviernos canos,
el valle verde y la ribera rosa.

Gózate largamente en su presencia,
su picardía gusta o su inocencia,
mira que todo como nube pasa.

Juega con ellos de los leves talles...
No se encuentra la dicha por las calles:

si en algún lado está, será en tu casa.




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