El cambio que está afectando a las organizaciones en el
ámbito estratégico, estructural y cultural, va modificando los roles de todas
las personas que interactúan dentro de ellas.
El gerente de nivel intermedio de las próximas décadas
va a tener que desarrollar sus capacidades de administrador y líder con mucha
más intensidad que su equivalente actual, ya que sin personas con esas
capacidades no es posible que una organización pueda adaptarse a los cambios
permanentes.
Según el concepto antiguo y restringido de liderazgo,
esta idea no tiene sentido, ya que el liderazgo es un don que solamente poseen
unos pocos elegidos.
Sin embargo, la nueva visión integral del liderazgo
admite la posibilidad de que cualquier individuo desarrolle las capacidades y
destrezas que le permitan conducir efectivamente a otras personas. Dentro de
este concepto, las condiciones innatas simplemente van a facilitar el
desarrollo de ese proceso de aprendizaje.
Existen algunas historias que parecen apoyar el
argumento de que no hay ninguna razón genética que impida el desarrollo y el
crecimiento a partir de cierta edad.
Konosuke Matsushita fue uno de los principales líderes
empresarios del siglo veinte. Matsushita era un joven trabajador, pero con una
salud muy débil y no mostraba el menor indicio de ser una persona carismática,
visionaria, brillante o con aptitudes sobresalientes para el liderazgo.
Sin embargo, creció y se convirtió en dueño de su
propio negocio a los veinte años, líder empresario entre los treinta y los
cuarenta y un gran transformador organizacional a los cincuenta años.
Como resultado de ello, ayudó a su corporación a
recuperarse de los horrores de la Segunda Guerra Mundial, a absorber nuevas
tecnologías, a expandirse globalmente y a renovarse permanentemente.
A la edad de sesenta años, comenzó una exitosa carrera
como escritor, se transformó en filántropo a los setenta y en educador a los
ochenta.
Es probable que, en el siglo próximo, veamos surgir más
personas como Matsushita, quien desarrolló sus habilidades a través de un
proceso de aprendizaje que duró toda la vida. En un mundo estable, podemos
aprender todo lo que necesitamos para vivir antes de los veinte años y algunos
pocos son llamados a liderar al resto.
Por el contrario, en un mundo dinámico como el actual,
nunca terminamos de aprender, incluso teniendo la posibilidad de vivir casi
noventa años, como el caso de Matsushita, y el desarrollo de las aptitudes de
liderazgo se vuelve relevante para un número creciente de personas.
A medida que se incrementa el ritmo del cambio, la
voluntad y la capacidad de seguir desarrollándose se transforma en un elemento
crucial para el éxito de las carreras individuales y para la supervivencia de
las organizaciones.
Las personas como Matsushita, muchas veces no empiezan
la carrera teniendo más dinero o inteligencia que los demás, pero sin embargo
ganan porque dejan atrás a sus rivales. Desarrollan la capacidad de manejar un
entorno complejo y cambiante, crecen hasta convertirse en individuos
inusualmente competentes para administrar procesos de cambio en forma exitosa
y, en definitiva, aprenden a ser líderes.
La
presente entrada fue extraída del libro El Desafío de la Administración del Cambio de Luis Del Prado –
Fundación OSDE - (pags. 321 - 322)
Gustavo, muy interesante la nota, creo que para ser un buen lider no solo uno tiene poder prever los cambios que vienen sino que tambien tiene que poder lidiar con ellos, particularmente recomiendo la lectura de el libro "Factor Humano" cual inspiro la pelicula "invictus" sobre la vida de Nelson Mandela, un lider que sobrevivio y llevo adelante a una sociedad de la mano del cambio del odio a la tolerancia.
ResponderEliminarSaludos atte.
Ignacio Moran Merzi
861163
Es verdad lo que decis, el líder tiene que saber aprovechar las oportunidad y/o amenazas que se le plantean y gestar los cambios necesarios.
ResponderEliminarMuy bueno tu a porte, yo el libro no lo leí pero si vi la película.
Gracias por tu comentario, es de mucha utilidad para todos.