Si hubiese que ubicar la obra de Castagnino en su totalidad, habría que hablar de expresionismo realista de orientación nacional y propósito crítico. Su fin, más allá de lo artístico, fue dejar constancia de una situación que le parecía injusta en particular con las clases obreras y campesinas. Pintó las cosas con ánimo comprensivo y afectuoso pero, sobre todo, con argentinidad e intuición poética. El criollismo de los tipos, de sus facciones, tanto como de las costumbres, la atmósfera y el paisaje pampeano tuvieron características locales.
Un mes antes de su muerte, Castagnino concedió un reportaje a la revista Siete Días, en el que confiesa: “Yo no sé si estoy comprometido porque es la pintura la que debe actuar. Hay quienes quieren sostener una ideología con la pintura y no la sostienen porque se trata de una actitud, una fórmula o una preocupación. Cuando una pintura resulta efectiva desde el punto de vista total, el artista no lo ha pensado antes. No es un hecho preconcebido. El arte es un reflejo fiel de la actitud del artista...”.
Entre sus obras de carácter mural se destacan, por ejemplo, Fresco Obreros y Campesinos; Ofrenda de la Nueva Tierra; Galería Pacífico, en colaboración con Lino Spilimbergo, Antonio Berni, Demetrio Urruchua y Manuel Colmerio en Buenos Aires; Mural Elogio del Río Uruguay; Mural en el Amanecer de la Ciudad; Hombre, Espacio y Esperanza; Panel Sol y Luna, por citar algunas.
Hoy presentamos una recorrida por los murales que Juan Carlos Castagnino dejó en diferentes locaciones:
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