274 - Sistemas Administrativos
jueves, 31 de diciembre de 2020
miércoles, 30 de diciembre de 2020
Voces en el Fénix N° 82
Durante el transcurso de esta semana, se publicó en la web el último número de la Revista Voces en el Fénix, Post Pandemia - Tras el apocalipsis, donde se presentan distintas perspectivas sobre la salida de la pandemia de coronavirus en Argentina.
Para reflexionar: El éxito es un hábito de cada día
Esta es una charla que se realizó en TEDxCórdoba, en el año 2019, en ella nos lleva a reflexionar sobre el éxito.
Leemos en el video:
¿Es preferible ser personalmente imprescindible o lograr el éxito en equipo? ¿Cómo se gestionan los grupos para lograr cumplir con los objetivos trazados? Rubén Magnano, profesor de educación física y quien fuera director técnico del seleccionado nacional de básquetbol argentina, comparte algunas claves para lograr que los equipos aprendan a desarrollar su máximo potencial.
martes, 29 de diciembre de 2020
lunes, 28 de diciembre de 2020
Telxínoe: Haruki Murakari V
Nuevamente traemos de la mano de Hernán Casciari, un cuento del gran escritor japones Haruki Murakari, El Espejo.
sábado, 26 de diciembre de 2020
jueves, 24 de diciembre de 2020
miércoles, 23 de diciembre de 2020
martes, 22 de diciembre de 2020
lunes, 21 de diciembre de 2020
Telxínoe: Roberto Arlt IV
Hoy volvemos a homenajear a Roberto Arlt, esta vez con un cuento leído por Hernán Casciari, en su espacio Cuentos Inolvidables, hoy nos acerca el cuento Del que no se casa.
sábado, 19 de diciembre de 2020
miércoles, 16 de diciembre de 2020
Reflexionar: El poder de la Disciplina
Tener
un objetivo claro, la humildad y la disciplina... los principios que lo
llevaron a convertirse en el máximo goleador del seleccionado argentino de
fútbol, y a enfrentarse al éxito, ese concepto tan lejano que deshumaniza.
En una charla de TED, Gabriel Batistuta, conocido como “El Bati” o “Batigol”, jugó en los dos equipos más grandes del fútbol argentino y llegó a ser el máximo goleador del seleccionado. Sin embargo, para él el fútbol nunca fue divertido. En su sencillez cuenta que tuvo suerte, ganó algunos trofeos, y todavía lo recuerdan en Florencia, Roma o Milán. “Es el mejor premio, significa que la gente me entendió y vio mis esfuerzos”.
martes, 15 de diciembre de 2020
Telxíone: Ray Bradbury III
viernes, 11 de diciembre de 2020
miércoles, 9 de diciembre de 2020
martes, 8 de diciembre de 2020
lunes, 7 de diciembre de 2020
Telxínoe: Ricardo Dalton (1960)
Todo empezó, con un simple
anuncio, allá por abril de 2018, que promocionaba una exposición en el Hall de
la Facultad de Derecho de Buenos Aires, auspiciada por el Rotary Club
La 8° Muestra de Arte a Beneficio, donde entre los artistas invitados se
encontraba el prestigioso médico Ricardo Dalton; a partir de esa
muestra, me encontré con una arista desconocida del prestigioso cardiólogo que
muchos conocemos.
Ricardo Alfredo Dalton nació en lla Ciudad de Buenos Aires, un 28 de enero del año 1960. Durante su infancia y adolescencia residió en varios lugares de la argentina y el exterior, Catamarca, Córdoba, Mendoza, La Plata, Bahía Blanca, Alemania y se estableció definitivamente en capital donde comenzó a estudiar Medicina, carrera que continúa como Médico Cardiólogo.
Ricardo no estudio artes plásticas, pero cerca de sus cuarenta años, sobrellevando una gran crisis personal, sintió una gran necesidad de expresar sus vivencias con el arte. Así comenzó su camino artístico pintando sus primeros cuadros sin ayuda y sin conocimientos técnicos.
Lejos de frustrarse, se relacionó con importantes artistas, con quienes adquirió técnica y soltura en sus trabajos.
Ávido de crecer, buscó aumentar su capacidad técnica. Se interesó en el dibujo, en el estudio de los colores, en los principios de composición y del uso de materiales.
Experimentó con el arte digital y concluyó esta etapa con dos exposiciones que le dejaron la sensación de haberse recibido como artista.
Debido a nuevos compromisos personales y profesionales, abandonó el arte durante 12 años. Pero luego, estimulado por sus seres queridos, resurgió a una nueva etapa creativa. Pero esta vez bajo nuevos conceptos artísticos que el mismo maduró a través de la investigación y la observación de numerosos artistas.
Los excelentes Maestros con los que se cruzó en su vida, su realización personal y el reto que le propone este nuevo proyecto creativo, son las causas que desarrollaron en él su perfil artístico.
Ricardo cree que para ser artista, debe contar con ingredientes importantes como el tiempo, espacio, la confianza, libertad y la espontaneidad que le permiten sublimar su interior y vivir intensamente cada momento creativo.
Su arte es el reflejo de estos momentos.
Compartimos algunas de las obras realizadas por Ricardo D, publicadas en sus redes sociales.
Como dice en su página web y nos ilustra desde sus videos, trataremos de seguir su premisa:
Evolucionar para ser libres
viernes, 4 de diciembre de 2020
miércoles, 2 de diciembre de 2020
martes, 1 de diciembre de 2020
lunes, 30 de noviembre de 2020
Telxínoe: Hernán Casciari VIII
sábado, 28 de noviembre de 2020
miércoles, 25 de noviembre de 2020
1960 - Diego Armando Maradona - 2020
Este ídolo generoso y solidario había sido capaz de cometer, en apenas cinco minutos, los dos goles más contradictorios de toda la historia del fútbol. Sus devotos lo veneraban por los dos: no sólo era digno de admiración el gol del artista, bordado por las diabluras de sus piernas, sino también, y quizá más, el gol del ladrón, que su mano robó.
Diego Armando Maradona fue adorado no sólo por sus prodigiosos malabarismos sino también porque era un dios sucio, pecador, el más humano de los dioses. Cualquiera podía reconocer en él una síntesis ambulante de las debilidades humanas, o al menos masculinas: mujeriego, tragón, borrachín, tramposo, mentiroso, fanfarrón, irresponsable.
Pero los dioses no se jubilan, por humanos que sean.
Él nunca pudo regresar a la anónima multitud de donde venía. La fama, que lo había salvado de la miseria, lo hizo prisionero.
Maradona fue condenado a creerse Maradona y obligado a ser la estrella de cada fiesta, el bebé de cada bautismo, el muerto de cada velorio.
Más devastadora que la cocaína es la exitoína. Los análisis, de orina o de sangre, no delatan esta droga".
martes, 24 de noviembre de 2020
lunes, 23 de noviembre de 2020
Telxíone: Honorio Bustos Domeqc
El siguiente es un cuento de Honorio Bustos
Domec, que no es ni más ni menos que el seudónimo que usaban Adolfo
Bioy Casares y Jorge Luis Borges, para
deleitarnos con unas excelentes piezas literarias: “Esse est percipi”, ese título
en latín significa “ser es ser percibido”, lo que nos quieren decir que sólo existen las cosas que percibimos. El cuento está incluido
en libro “Crónicas de H. Bustos Domecq” (1967),
ahora leído de la mano de Hernán Casciari.
domingo, 22 de noviembre de 2020
viernes, 20 de noviembre de 2020
jueves, 19 de noviembre de 2020
Huellas: Mi jefe me discrimina por misógino y machista (artículo)
miércoles, 18 de noviembre de 2020
martes, 17 de noviembre de 2020
lunes, 16 de noviembre de 2020
Telxínoe: Adolfo Bioy Casares VI
viernes, 13 de noviembre de 2020
jueves, 12 de noviembre de 2020
Un video que nos ayuda con Administración en una página
miércoles, 11 de noviembre de 2020
martes, 10 de noviembre de 2020
lunes, 9 de noviembre de 2020
Telxínoe: Julio Cortazar VIII
Hoy presentamos nuevamente un video de Hernán Casciari con un relato sobre un cuento de Julio Cortázar: Cartas a una señorita en Paris, es el segundo cuento publicado en su libro Bestiario.
viernes, 6 de noviembre de 2020
miércoles, 4 de noviembre de 2020
martes, 3 de noviembre de 2020
lunes, 2 de noviembre de 2020
Telxínoe: Jorge Luis Borges XI
Reproducimos ese hermoso texto póstumo del escritor:
Silvano
Acosta
Mi padre fue engendrado en la guarnición de Junín, a una o dos leguas del desierto, en el año de 1874. Yo fui engendrado en la estancia de San Francisco, en el departamento de Río Negro, en el Uruguay, en 1899. Desde el momento de nacer contraje una deuda, asaz misteriosa, con un desconocido que había muerto en la mañana de tal día de tal mes de 1871. Esa deuda me fue revelada hace poco, en un papel firmado por mi abuelo, que se vendió en subasta pública. Hoy quiero saldar esa deuda. Nada me costaría fantasear rasgos circunstanciales, pero lo que me ha tocado es lo tenue del hilo que me ata a un hombre sin cara, de quien nada sé salvo el nombre, casi anónimo ahora, y la perdida muerte.
Asesinado Urquiza, la montonera jordanista asedió a Paraná. Una mañana entraron a caballo en la plaza y dieron la vuelta golpeándose la boca y gritando algún sapucai para hacer burla de la tropa. No se les ocurrió apoderarse de la ciudad.
Para levantar el sitio, el gobierno envió al regimiento número dos de infantería de línea. Faltaban plazas y una leva recogió algunos vagos en las tabernas y en las casas malas del Bajo. Acosta fue apresado en esa redada, entonces común. Nada me costaría atribuirle una parroquia de Buenos Aires o un oficio determinado -peón de albañil o cuarteador- pero esa atribución haría de él un personaje literario y no el hombre que fue lo que fue. A la semana desertó del cuartel y se pasó a los montoneros. Tal vez pensó que la disciplina entre gauchos sería menos severa que en las filas de un ejército regular. Tal vez quería desquitarse de haber sido arrastrado a la guerra. Prosiguió la campaña y un Destacamento del Dos trajo prisioneros. Alguien reconoció al pobre Acosta. Era un desertor y un traidor. El coronel Francisco Borges, mi abuelo, firmó la sentencia de muerte con la buena caligrafía de la época. Cuatro tiradores la ejecutaron.
Yo nací
treinta años después. Un vago sentimiento de culpa me ata a ese muerto. Sé que
le debo una reparación, que no le llegará. Dicto esta inútil página el
diecinueve de noviembre de 1985.
viernes, 30 de octubre de 2020
jueves, 29 de octubre de 2020
Comportamiento Organizacional - Experimento de la prisión de Stanford
En
clase hemos comentado el tema del Comportamiento Organizacional, y hemos
referido en muchas oportunidades a los roles que los distintas personas que
conviven en una organización deben asumir, en este sentido hay un experimento que
se realizó en la década del 70, el conocido “Proyecto Stanford” sobre el comportamiento
humano.
Acercamos un artículo publicado en el sitio BBC News; y un reportaje realizado por Eduard Punset para el emblemático programa Redes que se emitía por a televisión española /TVE)
Leemos en el artículo:
Cómo fue el famoso "experimento de la cárcel de Stanford" que tuvo que suspenderse por perversidad
Es uno de los estudios psicológicos más famosos de la historia y se ha contado tantas veces que algunos ya lo consideran un mito.
Quizás te suene: un profesor universitario de psicología recluta a un grupo de estudiantes y les pide que imaginen que están en una cárcel. Nombra a algunos guardias y a otros prisioneros.
En pocos días, los "carceleros" se tornan tan sádicos y abusan de tal forma de sus "presos" que el experimento debe ser suspendido.
Pasó de verdad, en 1971, y no en cualquier lado: en una de las universidades más prestigiosas de Estados Unidos: Stanford, en California.
¿Cómo comenzó todo? Las raíces del experimento se han trazado hasta otro controvertido estudio psicológico llevado a cabo una década antes en otra famosa universidad estadounidense, la de Yale.
Ese estudio se conoce como "el experimento de Milgram" porque fue dirigido por el psicólogo de Yale Stanley Milgram.
Milgram quería analizar la obediencia a la autoridad.
Su inspiración fueron los juicios de Nuremberg que juzgaron los crímenes del nazismo tras la Segunda Guerra Mundial. La mayoría de los acusados había basado su defensa en el hecho de que simplemente estaban "siguiendo órdenes" de sus superiores.
Milgram quiso averiguar hasta qué punto un ser humano "bueno" es capaz de dañar a otro por seguir órdenes.
Su experimento fue muy controvertido porque engañó a los participantes, diciéndoles que se trataba de un estudio sobre memoria y aprendizaje.
Dividió a los 40 voluntarios en dos grupos aleatorios: a unos les dijo que serían profesores y a los otros que serían estudiantes.
Luego se llevó a los "estudiantes" a otra habitación y les pidió a los "profesores" que pusieran a prueba la memoria de sus presuntos alumnos.
Les dijo que si se equivocaban debían castigarlos con una descarga eléctrica. La máquina que utilizaban para esto emitía descargas que iban desde los 50 hasta los 450 voltios. La potencia máxima tenía escrita abajo una advertencia que decía: "PELIGRO: choque severo".
Resultó que la máquina no emitía voltaje y los gritos eran grabaciones. Pero lo cierto es que el controvertido experimento de Milgram comprobó que la mayoría de las personas estaban dispuestas a dañar físicamente a otro antes que enfrentarse a la persona que les había dado la orden.
La cárcel de Stanford
Una década más tarde, un profesor de psicología social de la Universidad de Stanford llamado Philip Zimbardo quiso llevar el experimento de Milgram un paso más allá y analizar cuán delgada es la línea que separa al bien del mal.
Zimbardo se preguntó si una persona "buena" podría cambiar su forma de ser según el entorno en el que estuviese.
Sacó un aviso ofreciendo 15 dólares diarios a los voluntarios que estuviesen dispuestos a pasar dos semanas en una prisión falsa.
El experimento fue financiado por el gobierno de EE.UU., que quería entender el origen de los conflictos en su sistema penitenciario.
Zimbardo seleccionó a 24 estudiantes, la mayoría blancos y de clase media, y los dividió en dos grupos, asignándoles aleatoriamente el rol de guardián de la cárcel o prisionero. Luego los dejó regresar a sus casas.
El experimento comenzó de forma brutal: policías verdaderos (que aceptaron participar en el proyecto) se presentaron en los hogares de los "prisioneros" y los arrestaron, acusándolos de haber robado.
Fueron esposados y llevados a la comisaría, donde se los fichó, y luego fueron trasladados -con los ojos vendados- hasta una supuesta prisión provincial (en realidad el sótano del Departamento de Psicología de Stanford, que había sido transformado en una cárcel de aspecto muy real).
Allí, los voluntarios fueron desnudados, inspeccionados, despiojados, desinfectados y recibieron un uniforme que consistía en una camiseta larga con un número (sin ropa interior), unas sandalias de goma y una gorra de nylon hecha con calcetines de mujer.
En los tobillos, los voluntarios que hacían de guardias les colocaron una pesada cadena.
Lo que pasó después terminaría causando tanto shock que eventualmente inspiraría no una ni dos, sino tres películas (una alemana en 2001 y dos de Hollywood en 2010 y 2015) además de innumerables libros y artículos.
Sádicos
Apenas comenzó el experimento, los guardias comenzaron a mostrar conductas abusivas que al poco tiempo se convirtieron en sádicas.
Si bien habían recibido instrucciones de no dañar físicamente a los presos, llevaron a cabo todo tipo de violencia psicológica.
Identificaban a los prisioneros con números, evitando llamarlos por su nombre, los enviaban constantemente a confinamiento solitario, los desnudaban, los obligaban a hacer flexiones, a dormir sobre el suelo, les ponían bolsas de papel sobre sus cabezas y los obligaban a hacer sus necesidades en baldes.
"El primer día que llegaron, era una pequeña prisión instalada en un sótano con celda falsas. El segundo día ya era una verdadera prisión creada en la mente de cada prisionero, cada guardia y también del personal", contó Zimbardo a la BBC en 2011, cuando se cumplieron 40 años desde su famoso experimento.
Varios de los presos empezaron a mostrar desórdenes emocionales.
"Lo más efectivo que hicieron (los guardias) fue simplemente interrumpir (nuestro) sueño, que es una técnica conocida de tortura", le contó a la BBC en 2011 Clay Ramsey, uno de los prisioneros.
Sin embargo solo unos pocos de los estudiantes abandonaron el estudio.
Dave Eshleman, uno de los jóvenes que hizo de guardia, recuerda que tomó el experimento como una especie de juego actoral.
"Después del primer día, noté que no pasaba nada. Fue un poco aburrido, así que tomé la decisión de interpretar el papel de un guardia de prisión muy cruel", reveló.
El llamado "experimento de la cárcel de Stanford" llegó a niveles tan perversos que debió suspenderse menos de una semana después de comenzar. En total duró seis días.
La conclusión de Zimbardo fue clara: la situación influye en la conducta humana y poner a personas buenas en un lugar malo las hace actuar mal o resignarse a ser maltratadas.
Sin embargo, con el paso de los años empezaron a surgir muchos cuestionamientos a esta teoría de que todos somos potenciales sádicos o masoquistas.
El principal cuestionamiento tuvo que ver con el rol que jugó el propio Zimbardo, quien durante el experimento actuó como el "superintendente" de la cárcel y habría aconsejado y alentado la actuación de los "guardias".
Pero a pesar de la controversia, Zimbardo, quien cobró gran notoriedad y hoy es considerado una eminencia en su campo, sigue manteniendo que su estudio fue una adición muy valiosa a la psicología y que sirve para entender fenómenos como los abusos cometidos en la cárcel iraquí de Abu Ghraib.
Lo dejamos con el
video del reportaje al Dr. Zimbardo, realizado por Eduard Punset: