274 - Sistemas Administrativos
viernes, 30 de agosto de 2019
Huellas: ¿Oficinas abiertas o Cerradas?
En
un artículo publicado en el diario La Nación, del periodista Leandro Murciego,
se analiza las ventajas y desventajas de los espacios abiertos en los que se
han convertido las oficinas últimamente.
Leemos
en el artículo:
Pros y contras de los
espacios abiertos de trabajo
El
diseño interior de las oficinas fue cambiando de la mano de las nuevas formas
laborales. La sinergia y el trabajo colaborativo entre los empleados, la
aparición de las computadoras portátiles y de los teléfonos celulares sumado a
la irrupción el trabajo a distancia fueron configurando la arquitectura
interior de los nuevos espacios laborales que privilegia las vistas libres y
los espacios compartidos priorizando plantas sin paredes, es decir abiertas.
Ya
en 2010, un estudio de la International Facility Management Association,
determinó que el 68 por ciento de las personas en los Estados Unidos trabajaban
en una oficina sin paredes o con paredes bajas. Entre las primeras compañías
internacionales que hicieron punta con esta tendencia se destaca Google, que en
2005 modificó sus oficinas de Mountain View, en California, de la mano del
arquitecto Clive Wilkinson que extrajo los cubículos y las divisiones para dar
lugar a los grandes espacios comunes de trabajo. El diseño de Wilkinson
contemplaba algunos espacios privados como pequeñas salas de reuniones
acristaladas. "Con el ascenso de la firma (Google), la visión de un lugar
de trabajo colaborativo impactó en el mercado. Fue así que tuvimos compañías que
vinieron a nosotros y nos dijeron: 'Queremos ser como Google'", comenta
Wilkinson en una nota otorgada a un medio americano.
Este
concepto, que apareció con fuerza hace casi una década, hoy suma tantas
adhesiones como rechazos. Para muchos este tipo de lugares generan una
constante distracción motivada no sólo por el movimiento de los empleados sino
también por el inevitable ruido que se genera en los ambientes grandes. Una
encuesta realizada por la compañía de aprendizaje en línea Udemy muestra que el
70 por ciento de los trabajadores admiten sentirse distraídos cuando están en
el trabajo. El problema, según remite el estudio, es más complejo para los
millennials y para la generación Z: un 74 por ciento declara sentirse
distraído. Según los especialistas es probable que parte del problema provenga
del espacio de trabajo, ya que muchas empresas carecen de áreas verdaderamente
privadas para los empleados. El 80 por ciento de los encuestados rotuló a sus
compañeros como "habladores" y reconoció al ruido de la oficina como
una de las principales distracciones.
Pero
este problema no solamente afecta a los empleados sino también a los
empleadores, ya que los trabajadores tienden a ser menos productivos. Los
investigadores han descubierto que puede llevar más de 25 minutos que alguien
regrese al trabajo cuando ha sido interrumpido, y que las interrupciones de
solo 2,8 segundos pueden duplicar la cantidad de errores que cometen las
personas, según una estadística realizado por la Universidad de California
(EE.UU.). Uno de los mitos más grandes de la oficina abierta es que fomenta la
colaboración entre compañeros de trabajo. La explicación que dan los
diseñadores es que los espacios sin paredes estimulan las conversaciones
espontáneas entre los empleados, y que estas representan puntos de partida para
nuevas y originales ideas que más de una vez terminan convirtiéndose en
negocio. Sin embargo, no todo lo que brilla es oro: un estudio de Harvard
Business School realizado el año pasado descubrió que las oficinas abiertas
fomentaron una menor colaboración interpersonal, ya que los empleados pasaban
un 73 por ciento menos de tiempo interactuando entre ellos en personal. Este
fenómeno tiene su razón: por el deseo de no distraer o molestar a sus pares, la
gente comenzó a enviar más correos electrónicos y mensajes instantáneos. En
números concretos, la investigación realizada por la universidad americana
cuantificó que el uso del correo electrónico se incrementó en un 67 por ciento.
Tal
como se planteo anteriormente, está claro que una las mayores distracciones en
las oficinas abiertas provienen del exceso de ruido. En 2014, el fabricante de
muebles Steelcase realizó una encuesta entre 10.000 trabajadores y descubrió
que las personas perdían hasta 86 minutos por día debido a la invasión sonora.
Por otra parte, un relevamiento realizado un año antes reveló que casi la mitad
de los empleados tenían un problema con las distracciones acústicas, en
particular, por escuchar conversaciones de terceras personas. Ambos estudios
dan cuenta que tanto el exceso de ruido como las distracciones sonoras son un
problema contra la productividad y creatividad de los trabajadores. Otro
estudio realizado en 2018, en este caso por la firma WeTransfer demostró que el
65 por ciento de los creativos a la hora de hacer un buen trabajo priorizan
tanto el silencio como los ambientes tranquilos. Estas dos características se
impusieron por sobre los espacios limpios, ordenados y hasta con iluminación
natural. "La sobrecarga sensorial que viene con los planes de oficina
abierta llega a un punto en el que apenas puedo funcionar", reconoce un
diseñador gráfico de 47 años que ha pasado más de dos décadas trabajando en
entornos abiertos. "Incluso tuve que renunciar a un trabajo una vez por
eso", recuerda.
No apto para todo
tipo de personalidades
Muchas
personas, las más tímidas, sienten que en este tipo de oficinas atentan contra
su privacidad e incluso la de sus compañeros generando inhibiciones e
introspecciones que, en la mayoría de los casos, merman el rendimiento no sólo
productivo sino también creativo de las personas. Algunos empleados consultados
por el estudio afirman que en este tipo de ambientes la sensación es que
"como si alguien estuviera mirando por encima de tu hombro, y no hay lugar
para escapar cuando necesitas atender una llamada telefónica o incluso solo
tomarte un momento tranquilo en soledad".
Este
es un tema álgido que cruza al tema de género. El estudio siguió el cambio de
una oficina gubernamental que pasó de un diseño convencional a otro abierto.
Originalmente, el trabajo no contemplaba un enfoque vinculado con cuestiones de
género hasta que la autora del trabajo, que se ocultó en la oficina durante
largos períodos, notó que comenzó a sentir la presión, ante la constante mirada
de los trabajadores de ese lugar, de vestirse de manera diferente. Impulsada
por esa sensación, la investigadora decidió entrevistar a otras mujeres en la
oficina y descubrió que algunas evitaban transitar por determinadas secciones
para eludir la mirada de sus compañeros. Otras, en cambio, modificaron la forma
en que se vestían o se maquillaban porque sentían que se encontraban como
expuestas en una vidriera constante. El testimonio de una trabajadora reveló
que: "en más de una ocasión optó por escaparme un rato de la oficina no
sólo para poder tener un poco de privacidad sino también para bajar la tensión
que me genera ese espacio laboral".
¿Fin de una moda?
Mientras
las oficinas abiertas han estado de moda durante más de una década, los
estudios recientes han desmentido sus beneficios. Los investigadores han
demostrado que las personas en oficinas abiertas toman casi dos tercios más de
baja por enfermedad e informan mayor infelicidad y más estrés que aquellos que
se desempeñan en espacios con más privacidad.
Según
Humanyze -la red que ayuda a las empresas a utilizar el análisis de red
organizacional (ONA) para comprender cómo funcionan realmente sus equipos-, los
planes abiertos son excelentes para fomentar la interacción entre los equipos,
lo que es útil cuando una empresa está tratando de crear nuevos productos. Pero
son contraproducentes para alentar la interacción dentro de los equipos, lo
cual es necesario para el trabajo basado en la ejecución, como escribir código,
cuando los empleados necesitan estar sincronizados. En síntesis, una oficina
abierta puede ser adecuada para una empresa que presente nuevas ideas, pero
cuando alguien tiene que implementarlas, se vuelve una distracción. Para Janet
Pogue McLaurin, directora de la firma de arquitectura Gensler, que ha diseñado
docenas de oficinas corporativas prominentes, dice que las oficinas abiertas
más efectivas incluyen una gran cantidad de salas de reuniones y áreas privadas
para una concentración profunda, pero estas suelen ser más caras. "Las
empresas innovadoras en realidad utilizan más espacios en toda la oficina",
dice ella. No esperan que el escritorio sea el centro de la vida laboral de un
empleado.
Página
consultada:
jueves, 29 de agosto de 2019
Huellas: La Inteligencia Artificial en las tareas bancarias, lo que vendrá.
¿Cómo
impactará la Inteligencia Artificial en las tareas bancarias, esté artículo de Javier
Porras Castaño, Experto en Innovación y Científico de Datos, que publicara el
portal OpenMind, nos puede ir mostrando el camino.
Leemos
en el artículo:
De
la banca digital a la banca inteligente conversacional
Nadie
cree que los bancos acabarán dirigidos por robots ni que los clientes serán
atendidos por androides. Sin embargo, el sector financiero mundial lleva más de
una década intentando estar a la vanguardia de la tecnología y acoplar los
últimos avances a su negocio.
¿Cómo
será el futuro del sector financiero? ¿Estaremos rodeados de robots con aspecto
de humano que nos atenderán tal y como lo hacen en la actualidad los operarios
de oficina? Cada vez es más habitual esta pregunta en nuestra sociedad y aunque
no tenemos la respuesta en este artículo analizaremos cómo la inteligencia
artificial ayudará al sector financiero a mejorar su rentabilidad y hacer la
vida más fácil de los clientes optimizando su salud financiera y por tanto,
mejorando su vida.
El
principal objetivo que va a aportar la inteligencia artificial a todos los
sectores y en especial a la Banca, es conseguir mejorar la productividad y la
eficiencia en sus procesos internos, lo que implica reducir costes, y ofrecer a
los clientes una banca privada y personalizada, repercutiendo en una mejor
experiencia de usuario, que consiga su satisfacción y fidelización.
Una banca inteligente
y conversacional
La
tendencia actual del sector financiero es migrar la tradicional banca digital
que hemos venido utilizando los últimos años, a una banca inteligente conversacional que ofrezca una atención totalmente personalizada y privada
para el cliente.
Esto
sólo se puede conseguir gracias al desarrollo de un software basado en la
sinergia entre inteligencia artificial y los datos. La primera, ofrece un
amplio conjunto de algoritmos para
distintos cometidos, que únicamente funcionarán si se les suministra
experiencias previas de la actividad del cliente, es decir, datos.
Esta
sinergia generará una atención a medida, personalizada y privada para el
cliente. Y no sólo eso, sino que este software será capaz de comunicarse con el
cliente utilizando su propio lenguaje dando origen a la banca inteligente
conversacional.
Veamos
un ejemplo de esta banca inteligente
conversacional: imaginemos que un cliente hace un ‘like’ a una fotografía
del modelo de coche que desea y escribe el siguiente comentario: “me encantaría
poder conducirlo”. Su banco se percata de ello y le hace una oferta, mediante
una conversación en un chat privado sobre cómo debería ajustar su economía para
conseguir hacerse con el vehículo deseado: “Hola Juan, si quieres conducir ese
coche, deberías reducir tu consumo de agua y luz en un 15 %, pagar a plazos las
vacaciones y vender tu vehículo actual por unos 15.000 € ¿te interesa que
hablemos sobre el tema a través de este chat privado?”
Así
actuaría un asesor financiero que vela por tu economía doméstica siempre que lo
necesites, las 24 horas del día, allí donde estés y que se dirige a ti, con el
lenguaje que tú entiendes y todo ello a un solo clic.
La
tendencia actual del sector financiero es migrar de la tradicional banca
digital a la banca inteligente conversacional que permitirá al cliente poder consumir servicios mediante interacciones en
lenguaje natural, que es su forma habitual de comunicación y con la que más
cómodo se siente. Utilizando su propia voz o texto, a través de cualquier
dispositivo (móvil, tableta, reloj inteligente, altavoz o televisión) el
cliente podrá solicitar información, contratar productos o realizar
transacciones con su banco.
Además,
esta banca inteligente conversacional ya no está estática en la web o
aplicación de la entidad, sino que además, se integra en los canales de
comunicación más utilizados por el cliente. Desde un chat de WhatsApp, Facebook
o Instagram o a través de asistentes virtuales como Google Assistant, Amazon
Alexa o Siri, el cliente puede conversar con su banco para realizar cualquier
gestión de sus productos financieros. El usuario conoce a la perfección estas
aplicaciones que utiliza a diario y su banco se integra en ellas, pasando a ser
un contacto más con el que mediante lenguaje natural pueden mantener una
conversación para gestionar su actividad financiera.
Datos, banca privada
y personalización
Por
otro lado, también cambian los servicios, no sólo se ofrecen los tradicionales
de la banca digital actual, sino que aparece la deseada banca privada y
personalizada que mejore la salud financiera del cliente, totalmente ergonómica
y adaptada a sus necesidades concretas en cada momento.
Para
conseguir esta personalización, la clave está en los datos. La actividad
financiera que genera diariamente cada cliente aporta un volumen de histórico
de datos y una experiencia, imposible de procesar de forma ágil por la mente
humana y que gracias a los algoritmos de inteligencia artificial permite
detectar y aprender patrones de comportamientos.
Una
entidad financiera dispone de muchísimos datos de un cliente: sabe cuándo,
dónde y qué compra, conoce sus gastos de consumo en el hogar, dónde trabaja,
sus preferencias de ocio o su cuantía de ingresos. Si además se añaden datos
ajenos al sistema financiero, el conocimiento del cliente será mucho mayor.
Cuantos más datos se suministren a los algoritmos de inteligencia artificial
(variedad y cantidad), más precisos serán estos patrones de comportamiento.
Con
cada nuevo movimiento que genera el cliente los algoritmos de inteligencia
artificial refinan su aprendizaje; cada nuevo input consigue hacer más preciso
el patrón de comportamiento del cliente. Esto permite ofrecerle servicios
predictivos y prescriptivos que mejoren su salud financiera: anticipar qué
gastos va a tener y recomendarle cuál es el mejor producto según su actividad
económica en el momento actual.
La
banca inteligente conversacional y en general la inteligencia artificial, abren
un mundo casi infinito de posibilidades que mejoran la vida del cliente y su
salud financiera. Veamos tres ejemplos sobre situaciones cotidianas que
ilustran esta nueva situación:
1.
El cliente, desde casa, a través de su altavoz inteligente, puede preguntar:
“¿me ayudas a ahorrar?”. La banca conversacional integrada le responderá que
haciendo un estudio de perfiles anónimos similares, estos gastan un 24% menos
en agua y un 19% menos en luz. Este servicio puede cambiar el comportamiento
del cliente en casa para conseguir un ahorro y por tanto una mejor salud
financiera.
2.
El cliente desde la aplicación de WhatsApp de su teléfono puede preguntar a la
banca conversacional: “¿cuánto gastaré en restaurantes en vacaciones?” Recibirá
como respuesta: “estimo que gastarás 160€ en restaurantes y 28€ en cafeterías”
3.
En el momento que el cliente realiza una compra en un comercio online, la banca
conversacional detiene temporalmente la compra, indicándole: “no te recomiendo
realizar el pago a débito porque la próxima semana tendrás un descubierto en
cuenta. Deberías hacer la compra con el crédito de la tarjeta”.
El
futuro de la inteligencia artificial en el sector financiero, sin lugar a
dudas, será hacer la vida más fácil a los clientes, desarrollando sistemas
capaces de comprender automáticamente la situación y el contexto a partir de
datos tomados de nuevos sensores y dispositivos que permitan una mejor toma de
decisiones en condiciones dinámicas. Además, potencialmente, estos algoritmos
intentarán descifrar la comprensión de las emociones y los sentimientos de los
clientes para conseguir interacciones y conversaciones cada vez más similares a
las humanas.
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