Julia
Prilutzky Farny nació
en Kiev, Ucrania, en 1912 y falleció en Buenos Aires en 2002; adoptó la
ciudadanía argentina desde temprana edad. Cursó
estudios de derecho en la Universidad de Buenos Aires y música en el
Conservatorio Nacional. Publicó
su primer libro de poesía a la edad de dieciocho años y pronto se convirtió en
portavoz de la generación poética de los
años cuarenta.
Muchos
poemas fueron musicalizados por importantes artistas como Héctor Stamponi,
Eladia Blázquez y Chico Novarro. Entre
sus libros más reconocidos figuran «Antología del amor», «Sonetos» y «Sólo
estará la rosa»
La Patria
Se
nace en cualquier parte. Es el misterio,
- es
el primer misterio inapelable -
pero
se ama una tierra como propia
y se
quiere volver a sus entrañas.
Allí
donde partir es imposible,
donde
permanecer es necesario,
donde
el barro es más fuerte que el deseo
de
seguir caminando,
donde
las manos caen bruscamente
y
estar arrodillado es el descanso,
donde
se mira el cielo con soberbia
desesperada
y áspera,
donde
nunca se está del todo solo,
donde
cualquier umbral es la morada.
Donde
se quiere arar. Y dar un hijo.
Y se
quiere morir, está la patria.
Cómo decir, amor, en qué momento...
Cómo
decir, amor, en qué momento
te
rompes dulcemente entre las manos,
sin
quejas, sin recuerdos, sin arcanos
y tal
vez sin temor ni sufrimiento.
Cómo
volver a amar, qué sentimiento
de
elementos divinos o profanos
puede
reverdecer entre desganos,
en la
etapa final del desaliento.
Pregunta
al corazón por qué no cree,
pregúntale
al mirar qué cosas lee,
pregunta
al labio cruel por qué no besa,
y te
dirán, sin duda, su fatiga
del
amor fiel o la pasión mendiga,
su
falta de esperanza o de sorpresa.
Quiero Estar En Tu Sueño.
Quiero
estar en tu sueño. Ser tu sueño.
Penetrar
más allá de lo que advierte
la
mirada sutil. Como beleño
recorrer,
galopar tu sangre inerte.
Quiero
quebrar con definido empeño
toda
defensa en ti: muralla, fuerte:
y
adentrarme, crisálida de ensueño
más
allá de tu vida y de tu muerte.
Más
allá de tu piel, y más adentro
de
toda sombra, y más allá del centro
desconocido,
virgen, tembloroso…
Y
estar dentro de ti -seguro puerto-
como
un paradojal milagro cierto,
presentido
a la vez que pavoroso.
Está Bien. Seré Dulce.
Está
bien. Seré dulce y obediente
o lo
pareceré. Te da lo mismo:
Necesita,
de pronto, tu egoísmo
que
yo me quede así, sumisamente,
Sin
sufrir, sin dolor, sin aliciente,
sin
pasiones al borde del abismo,
sin
mucha fe ni un gran escepticismo,
sin
recordar la esclusa ni el torrente.
Necesitas
las llamas sin el fuego,
que
el fuego del amor no sea un juego
y que
esté el rayo aquí, sin la tormenta.
Quieres
que espere así, sin esperarte,
que
te adore también sin adorarte
y
estar clavado en mi, sin que te sienta.
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