Ninguna persona es mejor ni peor que otra. Ni tampoco
igual a otra. Lo que nos hace humanos es que cada uno de nosotros es único. Así
que ríase, con la neurociencia, de quien diga que alguien es más listo que
otro: ¿listo para qué? Cualquier talento no es sino capacidad de adaptación al
entorno: inteligencia. Por eso, Gardner sostiene que hay más de una. Y ahí no
acaba nuestra diversidad: cada cultura y cada persona entiende esa teoría
–todas las teorías– a su manera. Manera, además, que varía con la edad: cuanto
más envejeces, más difícil te resulta adaptar tu vida a las nuevas ideas y
menos adaptarlas cómodamente a tu modo de vivir sin variarlo. Por eso, creer
saber envejece y querer saber rejuvenece.
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