Joaquín Sorolla Bastida (Valencia, 27 de febrero de 1863-Cercedilla, 10 de agosto de 1923) fue un pintor español. Artista prolífico, dejó más de 2200 obras catalogadas. Su obra madura ha sido etiquetada como impresionista, postimpresionista y luminista.
El impresionismo
español tuvo en Sorolla a su figura más influyente. Pero el artista
fue también el más importante (y exitoso) de la Belle Epoque española.
Después de Goya no habría otro pintor tan talentoso hasta bien entrado
el siglo XX.
Pintor desde niño, Joaquín Sorolla empezó a enviar obras a concursos, pasando (como suele suceder) inadvertido. Sus paisajes no eran del gusto de las instituciones. Pero a los 20 años consigue al fin su preciada medalla por una obra histórica… tal y como le dijo a un colega suyo: «Aquí, para darse a conocer y ganar medallas, hay que hacer muertos.»
Poco a poco fue abriéndose paso entre becas y premios y consigue viajar a Roma, donde queda deslumbrado por el arte clásico y renacentista. Después a París, donde conoce la pintura impresionista y ve la luz (nunca mejor dicho).
Adapta este nuevo lenguaje de los jóvenes parisinos a su pintura, pero sin descuidar las temáticas que le gustaban a él: costumbrista, paisajes y marinas. Pronto, todo Madrid quiere una de sus pinturas y sin apenas darse cuenta, es toda Europa e incluso Nueva York quien cae rendido a su talento.
Como los impresionistas, le gusta trabajar al aire libre. Caminaba a la playa cargado con lienzos y se construía un taller improvisado con sombrillas y toldos para evitar el efecto de la luz directa sobre el lienzo. No era raro que uno de los caballetes saliera volando y atacara a un bañista.
Sus obras, en su mayoría costumbristas y con protagonismo del Mediterráneo destacan por una enorme libertad de pincelada y la presencia imprescindible de la luz.
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