En
el presente artículo: El modelo de la pirámide invertida: los que hacen el trabajo todos los días son los que más saben, publicado en el diario La Nación
que nos acercara Alejandra Barzani, se debate sobre la necesidad de escuchar a
los trabajadores con el fin de mejorar los procedimientos día a día.
Leemos
en el artículo:
"Hay joyas ocultas dentro de las compañías que en muchos casos no llegan a conocerse, admirarse o aprovecharse para que la empresa dé ese salto tan necesario hacia una mejor productividad.Se trata de las ideas de cada uno de los trabajadores (o colaboradores, como se los suele llamar hoy). Esa persona que hace su trabajo silenciosamente todos los días conoce más que nadie cómo puede mejorarse el proceso, qué tuerca sería mejor de otra forma o qué proveedor se aprovecha de su antigüedad para no entregar en tiempo y forma."
¿Cómo
es sería el camino para lograr esa mejora?; este interrogante lo podemos
empezar a responder en el siguiente párrafo.
Para llegar a este objetivo pensaron que había que hacer las cosas mejor todos los días. "El individuo realmente es capaz de hacer un poco mejor las cosas todos los días", dijo Lofiego. El avance vertiginoso de la tecnología en casi todos los ámbitos le da la razón. Hasta entonces tenían un grupo de ingenieros analizando la producción, con la filosofía americana de "pocos piensan y muchos hacen". La automotriz se animó al cambio, con la premisa "muchos piensan y muchos hacen". "La persona que trabaja todos los días en un proceso industrial o administrativo es la que mejor sabe cómo mejorarlo."
En
la nota se indica la experiencia llevada a cabo en la empresa Fischer, donde a
partir de un análisis de sus procesos productivos y la motivación de sus
empleados; la alta gerencia empezó con un proceso de cambio de liderazgo,
acompañado por un proceso de cambio cultural para que todos los trabajadores acercaran
o propusieran mejoras en los procesos de la empresa, esto significó la
necesidad de escuchar lo que los trabajadores tuvieran que decir.
El
resultado, Fischer Argentina se batió el récord de ideas de toda la
corporación: se generaron 600 ideas de mejora a través de 80 empleados y se
convirtió en la filial más rentable del grupo.
Hace
20 años me tocó participar en un proceso similar en una empresa autopartista,
la empresa, fruto de una Joint Venture entre una empresa americana y brasilera,
puso en marcha un programa presentación de Ideas. La meta establecida, que se
medía en el tablero de comando del gerente general, era que las ideas
presentadas y puestas en funcionamiento debían duplicar la dotación de personal
de la empresa en el ejercicio económico.
Recuerdo
que cuando el programa fue presentado, muchos de los gerentes estuvimos escépticos
de su concreción, y la realidad nos demostró lo contrario, la mayor cantidad de
ideas presentadas provenía de los sectores operativos y se consiguieron importantes
logros en productividad, se mejoró el ambiente laboral, se pudieron encarar
importantes proyectos extra laborales, como facilitar horas de capacitación
para que los obreros terminaran su educación primaria o secundaria.
En
resumen:
"Desperdiciar un caudal de ideas que se generan desde la base de la organización es un error que lleva a perder la oportunidad de mejorar los procesos. No se trata de una acción por única vez, sino de una cultura en la que se incentive la mejora todos los días."
Para leer el artículo completo:
El modelo de la pirámide invertida: los que hacen el trabajo todos los días son los que más saben
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