viernes, 13 de diciembre de 2019

Huellas: El lider que no debemos ser

Mucho hemos hablado sobre el concepto Liderazgo y cómo debe ejercerse el mismo. Son muchos los artículos que hemos publicado, muchas las referencias bibliográficas que hemos explorado y hemos presentado distintas opiniones académicas de distintos autores.

En uno de los últimos artículos publicado en la sección Huellas: La benevolencia y el coraje de los directivos públicos, nos referíamos a las consideraciones que Carles Ramió definía para el ejercicio del liderazgo en organismos públicos.

El catedrático español, enmarcaba el ejercicio del liderazgo en dos cualidades:

1. Benevolencia: la benevolencia es la propiedad de la persona que es comprensiva y tolerante y está relacionada con conceptos delicados como condescendencia, indulgencia y otras actitudes de carácter patriarcal. Los manuales de liderazgo suelen proponer un modelo de líder empático, participativo y benevolente contrapuesto al modelo de liderazgo autocrático e inflexible.


2. Coraje: esta competencia en la acepción que nos interesa es el valor, energía y voluntad para afrontar situaciones difíciles o adversas. El otro significado es el de rabia e irritación que sufre una persona o impetuosa decisión y esfuerzo del ánimo. Un líder también debe mostrar una controlada rabia e irritación ante hechos y situaciones indeseables para el bien de la institución. En cambio, un líder no debe ser impetuoso ya que debe canalizar muy bien su valentía, su rabia y su irritación.
 


En este sentido, las instituciones públicas y en particular los empleados públicos han sufrido una serie de maltratos producto del mal ejercicio de los conceptos de liderazgo, que los funcionarios políticos han desarrollado en su gestión al frente de distintos organismos públicos, en general por desconocimiento del contexto de actuación, y en particular por tratar de extrapolar experiencias llevadas a cabo en el sector privado, cuando las analogías y diferencias entre ambos contextos no lo hubieran aconsejado.

En el siguiente video, al que fuera Presidente de Aerolíneas Argentinas, nos comenta que características de liderazgo se imponen en un proceso de toma de control de una empresa comercial, en donde existe una primordial necesidad de garantizar la rentabilidad en el corto plazo, totalmente diferenciado a la forma de conducir organismos públicos, donde la ejecución de políticas públicas requiere del conceso y la persuasión entre los distintos sectores que conforman el estado y la sociedad destinataria de dichas políticas, que garanticen su efectividad en el largo plazo, por ejemplo un plan de vacunación, cuyos resultados en la radicación de una enfermedad o la atenuación de sus efectos se analiza varios años después de haberse implementado. 

En el video, Luis Malvido, cuenta su experiencia como CEO de compañías multinacionales, e indica medidas pragmáticas, como él las define, para ejercer el poder. Particularmente no creo que esa sea la única manera de asegurarse la lealtad y realizar un cambio de paradigma en un organismo, sea este público o privado, pero bien vale la posibilidad de analizar y reflexionar sobre el tema.



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