lunes, 28 de enero de 2019

Telxínoe: Philp K. Dick (1928 - 1982)

Philip K. Dick (Chicago, 1928 – Santa Ana, California, 1982) residió la mayor parte de su vida en California. Asistió a la universidad pero no llegó a finalizar sus estudios. Creador precoz, empezó a escribir profesionalmente en 1952, y llegó a publicar un total de 36 novelas y 121 relatos cortos a lo largo de su vida.

Muchas de sus novelas han sido llevadas al cine: “¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?” es la más famosa y dio lugar a “Blade Runner”. Otras fueron “Desafío Total”, “Minority Report”, “Paycheck.

Murió en 1982 en sin llegar a ver la primera adaptación cinematográfica de su obra, “Blade Runner”.





Algunas peculariedades de los ojos (Cuentos Completos III)

Descubrí por puro accidente que la Tierra había sido invadida por una forma de vida procedente de otro planeta. Sin embargo, aún no he hecho nada al respecto; no se me ocurre qué. Escribí al gobierno, y en respuesta me enviaron un folleto sobre la reparación y mantenimiento de las casas de madera. En cualquier caso, es de conocimiento general; no soy el primero que lo ha descubierto. Hasta es posible que la situación esté controlada.

Estaba sentado en mi butaca, pasando las páginas de un libro de bolsillo que alguien había olvidado en el autobús, cuando topé con la referencia que me puso en la pista. Por un momento, no reaccioné. Tardé un rato en comprender su importancia. Cuando la asimilé, me pareció extraño que no hubiera reparado en ella de inmediato.

Era una clara referencia a una especie no humana, extraterrestre, de increíbles características. Una especie, me apresuro a señalar, que adopta el aspecto de seres humanos normales. Sin embargo, las siguientes observaciones del autor no tardaron en desenmascarar su auténtica naturaleza. Comprendí enseguida que el autor lo sabía todo. Lo sabía todo, pero se lo tomaba con extraordinaria tranquilidad. La frase (aún tiemblo al recordarla) decía:

… sus ojos pasearon lentamente por la habitación.

Vagos escalofríos me asaltaron. Intenté imaginarme los ojos. ¿Rodaban como monedas? El fragmento indicaba que no; daba la impresión que se movían por el aire, no sobre la superficie. En apariencia, con cierta rapidez. Ningún personaje del relato se mostraba sorprendido. Eso es lo que más me intrigó. Ni la menor señal de estupor ante algo tan atroz. Después, los detalles se ampliaban.

… sus ojos se movieron de una persona a otra.

Lacónico, pero definitivo. Los ojos se habían separado del cuerpo y tenían autonomía propia. Mi corazón latió con violencia y me quedé sin aliento. Había descubierto por casualidad la mención a una raza desconocida. Extraterrestre, desde luego. No obstante, todo resultaba perfectamente natural a los personajes del libro, lo cual sugería que pertenecían a la misma especie.

¿Y el autor? Una sospecha empezó a formarse en mi mente. El autor se lo tomaba con demasiada tranquilidad. Era evidente que lo consideraba de lo más normal. En ningún momento intentaba ocultar lo que sabía. El relato proseguía:

… a continuación, sus ojos acariciaron a Julia.

Julia, por ser una dama, tuvo el mínimo decoro de experimentar indignación. La descripción revelaba que enrojecía y arqueaba las cejas en señal de irritación. Suspiré aliviado. No todos eran extraterrestres. La narración continuaba:

… sus ojos, con toda parsimonia, examinaron cada centímetro de la joven.

¡Santo Dios! En este punto, por suerte, la chica daba media vuelta y se largaba, poniendo fin a la situación. Me recliné en la butaca, horrorizado. Mi esposa y mi familia me miraron, asombrados.

–¿Qué pasa, querido? –preguntó mi mujer.

No podía decírselo. Revelaciones como ésta serían demasiado para una persona corriente. Debía guardar el secreto.

–Nada –respondí, con voz estrangulada.

Me levanté, cerré el libro de golpe y salí de la sala a toda prisa.

Seguí leyendo en el garaje. Había más. Leí el siguiente párrafo, temblando de pies a cabeza:

… su brazo rodeó a Julia. Al instante, ella pidió que se lo quitara, cosa a la que él accedió de inmediato, sonriente.

No consta qué fue del brazo después de que el tipo se lo quitara. Quizá se quedó apoyado en la pared, o lo tiró a la basura. Da igual en cualquier caso, el significado era diáfano.

Era una raza de seres capaces de quitarse partes de su anatomía a voluntad. Ojos, brazos…, y tal vez más. Sin pestañear. En este punto, mis conocimientos de biología me resultaron muy útiles. Era obvio que se trataba de seres simples, unicelulares, una especie de seres primitivos compuestos por una sola célula. Seres no más desarrollados que una estrella de mar. Estos animalitos pueden hacer lo mismo.

Seguí con mi lectura. Y entonces topé con esta increíble revelación, expuesta con toda frialdad por el autor, sin que su mano temblara lo más mínimo:

…nos dividimos ante el cine. Una parte entró, y la otra se dirigió al restaurante para cenar.

Fisión binaria, sin duda. Se dividían por la mitad y formaban dos entidades. Existía la posibilidad que las partes inferiores fueran al restaurante, pues estaba más lejos, y las superiores al cine. Continué leyendo, con manos temblorosas. Había descubierto algo importante. Mi mente vaciló cuando leí este párrafo:

… temo que no hay duda. El pobre Bibney ha vuelto a perder la cabeza.

Al cual seguía:

… y Bob dice que no tiene entrañas.

Pero Bibney se las ingeniaba tan bien como el siguiente personaje. Éste, no obstante, era igual de extraño. No tarda en ser descrito como:

… carente por completo de cerebro.

El siguiente párrafo despejaba toda duda. Julia, que hasta el momento me había parecido una persona normal se revela también como una forma de vida extraterrestre, similar al resto:

… con toda deliberación, Julia había entregado su corazón al joven.

No descubrí a qué fin había sido destinado el órgano, pero daba igual. Resultaba evidente que Julia se había decidido a vivir a su manera habitual, como los demás personajes del libro. Sin corazón, brazos, ojos, cerebro, vísceras, dividiéndose en dos cuando la situación lo requería. Sin escrúpulos.

… a continuación le dio la mano.

Me horroricé. El muy canalla no se conformaba con su corazón, también se quedaba con su mano. Me estremezco al pensar en lo que habrá hecho con ambos, a estas alturas.

… tomó su brazo.

Sin reparo ni consideración, había pasado a la acción y procedía a desmembrarla sin más. Rojo como un tomate, cerré el libro y me levanté, pero no a tiempo de soslayar la última referencia a esos fragmentos de anatomía tan despreocupados, cuyos viajes me habían puesto en la pista desde un principio:

… sus ojos le siguieron por la carretera y mientras cruzaba el prado.

Salí como un rayo del garaje y me metí en la bien caldeada casa, como si aquellas detestables cosas me persiguieran. Mi mujer y mis hijos jugaban al monopolio en la cocina. Me uní a la partida y jugué con frenético entusiasmo. Me sentía febril y los dientes me castañeteaban.

Ya había tenido bastante. No quiero saber nada más de eso. Que vengan. Que invadan la Tierra. No quiero mezclarme en ese asunto.

No tengo estómago para esas cosas.

 


 
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martes, 22 de enero de 2019

22° Encuesta Anual de CEOs (PwC)


Los últimos años hemos referido a la la 22° Encuesta Anual Global de CEOs, que todos los años realiza Price Waterhose Coopers (PwC) y la presenta en el Foro Económico Mundial de Davos. 

En términos generales, la encuesta realizada a cientos de líderes corporativos muestra "un salto récord en el pesimismo" sobre la economía mundial, con el sentimiento empapado por disputas comerciales, una desaceleración mundial y la disminución de los beneficios de los recortes de impuestos realizado por el presidente de Estados Unidos.



De acuerdo al diario El País, de España:



La política se ha colado de lleno en las agendas de los directivos mundiales y ha provocado un fuerte deterioro de las expectativas empresariales. Aquellos que prevén una mejora de la economía en los próximos meses han pasado del 57% de 2018 al 42% de los entrevistados por PwC y los que auguran un deterioro, han subido del 5% al 30%. Este pesimismo se explica por la incertidumbre política, los conflictos comerciales y la tensión geopolítica, según la encuesta mundial de CEOs que PwC ha presentado este lunes en Davos.







Son ya 22 los años que PwC lleva presentando esta encuesta en el marco del Foro Económico Mundial y, echando la vista a atrás, si en algo se han mostrado fiables los ejecutivos es en anticipar la dirección de la economía global. Si esa capacidad predictiva se mantiene este año, “la pérdida de confianza de los CEOs mundiales podría indicar un crecimiento económico mucho menor de lo previsto” por los principales organismos internacionales, que ya están ajustando a la baja sus expectativas.




Según la encuesta, el deterioro de las expectativas de crecimiento de los principales ejecutivos tiene que ver con el impacto que el auge de los nacionalismos y del populismo en todo el mundo está teniendo en la capacidad de las empresas para hacer negocios en el medio y en el largo plazo. Así, vemos que cuestiones como la incertidumbre política, las tensiones comerciales, el proteccionismo y la excesiva regulación -esta última ya muy presente el año pasado-, sustituyen a temas como el terrorismo o el cambio climático, muy relevantes en los doce meses anteriores.






Cápitulo Argentino

De acuerdo a lo indicado por el diario Ambito Financiero:


La difícil situación económica que atraviesa el país desde hace unos meses generó que la mayoría de los empresarios perdieran la confianza en el Gobierno. Una encuesta reveló que la mitad de los CEO’s argentinos consultados no creen que desde la Casa Rosada puedan revertir la situación económica.



Según un sondeo realizado por la consultora PWC, el 19% de los gerentes argentinos se encuentran "muy confiados" y el 31% "confiados" respecto del crecimiento en 2019 de los ingresos de sus organizaciones. La encuesta reflejó también que otro 35% de presidentes de empresas argentinas se declararon "no muy confiados" y otro 15% "para nada confiado".



Las cifras muestran un fuerte descenso de las expectativas de los líderes de empresas del país respecto de la medición del año anterior, cuando un 57% se había mostrado "muy confiado" y otro y 37% "confiado", lo que marca una disminución de casi el 50% de las expectativas favorables al gobierno.



Según el directivo de PWC Argentina, Santiago Mignone, "el entusiasmo de los empresarios argentinos por el crecimiento a corto plazo reportado en la edición anterior de la encuesta, se vio afectado durante 2018 por variables globales como la suba de tasas, tensiones comerciales y tendencias proteccionistas que derivaron en una economía incierta y volátil".



Mignone agregó que la suba del dólar, altas tasas de interés y la inflación "confluyeron en un clima más pesimista", para este año. La Encuesta Anual Global difundida en la reunión anual del Foro Económico Mundial de Davos, Suiza, reflejó que los empresarios nivel mundial esperan una baja de la actividad económica global en los próximos 12 meses.



La encuesta, que se realizó a 1.378 CEOs, en 91 países, representa un contraste con respecto a la medición anterior, donde el optimismo había subido del 29% al 57%. De todas maneras, el 42% de los líderes empresarios aún ven mejoras en el panorama económico mundial.



El directivo de PWC, Bob Moritz, opinó que la perspectiva de los empresarios a nivel mundial refleja "el aumento de la tensión comercial y el proteccionismo, y es lógico que la confianza esté menguando".



Para el mediano plazo (tres años), los empresarios argentinos "muy confiados" en la situación de la Argentina ascienden a 44%, 13 puntos menos que en 2018. Entre las principales preocupaciones de los empresarios argentinos se ubicaron la volatilidad en los tipos de cambio (96%), el aumento de la carga tributaria (94%) y la incertidumbre política (94%).



En el informe subido al sitio de PwC de España, se puntualiza las Claves del Informe:

Eficiencia operativa

En un entorno caracterizado por la complejidad y la incertidumbre, los CEOs entrevistados esperan que en 2019 el aumento de los ingresos de sus compañías se produzca sobre todo como consecuencia de la mejora de la eficiencia operativa, antes que por el lanzamiento de nuevos productos o el establecimiento de alianzas estratégicas.

Apuesta por el talento

El 62% de los CEOs considera que cada vez es más difícil encontrar a trabajadores con las capacidades que necesitan para hacer crecer sus negocios. Algo que mina la innovación e incrementa los costes de personal. La solución pasa, según los propios directivos, por formar a los profesionales que ya tienen en sus compañías antes que por contratar otros de fuera.

Además, los máximos ejecutivos afirman que existe un gap entre la información que reciben para gestionar sus negocios y la que necesitan. ¿Las razones? Principalmente, la falta de profesionales adecuados, la baja calidad de los datos y el hecho de que no se compartan y sigan estando en silos dentro de la organización.

La revolución de la Inteligencia Artificial

El 63% de los presidentes y consejeros delegados de todo el mundo estiman que la Inteligencia Artificial va a tener un impacto mayor que lo que supuso en su día la revolución de Internet y un 95% cree que en los próximos cinco años va a transformar significativamente la forma de hacer negocios. Sin embargo, sólo el 35% -el 26% en España- tiene previsto poner en marcha iniciativas de este tipo en los próximos tres años.

Planes de crecimiento

La encuesta demuestra que el avance del unilateralismo y la fragmentación en el contexto internacional afecta a los planes de crecimiento de las compañías en el exterior, lo que provoca que los CEOs empiecen a mirar más a sus mercados domésticos. Estados Unidos sigue siendo el destino preferido para crecer por los primeros ejecutivos mundiales, por delante de China, Alemania e India. No obstante, en 2019, el porcentaje de directivos que piensa en estos mercados ha descendido sensiblemente respecto al año pasado.