lunes, 14 de mayo de 2018

Telxínoe: Marta Minujin II

En estos días Marta Minujín presentó en la 44° Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, Tres inviernos en París. Diarios íntimos (1961-1964), donde relata ese período de su vida y de búsqueda juvenil.

Alan Pauls se refiere al artista y sus diarios; según reproduce el diario Clarin:

Tres inviernos en París abunda en postales chaplinescas: estudios sin agua ni luz, ratas, fideos sobre el radiador, siestas en la bañadera. (Mi preferida, no sé por qué, muestra a Minujín caminando por la calle con la radio portátil que se trajo de la Argentina en la cartera.) Sin embargo, la compasión que puede inspirar el itinerario de esta petite fille de Montmartre sola, rodeada de hombres, en una ciudad prometedora pero ajena, desgarrada entre la vocación y el amor, se enfría un poco cuando calibramos la clase de testimonio que estamos leyendo. Tres inviernos en París no es el lamento de una mártir, ni siquiera de una sacrificada. Son los partes que una yihadista del arte envía desde el campo de batalla donde libra una guerra que está segura de ganar si, y sólo si, hace lo que tiene que hacer para ganarla: básicamente, desinteresarse por completo de todo lo que no sea ella (incluida la guerra de Argelia, entonces al rojo vivo, que sólo menciona cuando las cachiporras de la policía le pasan raspando en la calle).

Por su parte, Celina Chatruc, escribirá en el diario La Nación:


A fines de la década de 1950 conoció a Alberto Greco, comenzó a frecuentar el Bar Moderno y abandonó la carrera de Bellas Artes. "Fue gracias a Greco que me di cuenta de que ya había aprendido todo lo que necesitaba saber y que tenía que desaprenderlo -confiesa-. Tenía que romper con todo para sacar mi propio yo".
París se encargó de destruir el antiguo molde. "En ese viaje descubrí el color -recuerda-. Fue cuando volvía de la Bienal de Venecia, en 1962. De casualidad, pasé por una vidriera y quedé encandilada por una pollera rosa y turquesa. Ahí, viendo eso, algo se rompió en mí. ¡Era el pop! Empecé a inventar colchones y a pintarlos de colores vivos. Mi vida cambió por completo. Había descubierto la alegría, el humor, la diversión. Cambié mi forma de vestirme de un día para el otro".
Al año siguiente realizó su primer happening, La destrucción, en el que quemó todas las obras realizadas hasta el momento. Tenía apenas veinte años, y la imaginación comenzaba a tomar de a poco las calles de la capital francesa. "Esa época, sin nada que comer ni abrigo para el frío, fue una de las más felices de mi vida -asegura Minujín-. Si hoy pudiera viajar en el tiempo iría a ese París de comienzos de los sesenta que me vio renacer".

 
Paris 1963 - La destrucción - Happening donde quemó sus obras

Revuelquese y viva (1964)

Revuelquese y viva (2008 - recreación)


Los meses del año - Exposición en el Malba

 
Los meses del año - Exposición en el Malba
 
Los meses del año - Exposición en el Malba
Estatua de la Libertad cayéndose (1985)

Saenz Peña - Andén Subte A

Saenz Peña - Andén Subte A



Páginas consultadas:
https://www.lanacion.com.ar/2132668-amor-y-fuego-el-diario-intimo-de-marta-minujin-en-paris
 

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