miércoles, 27 de noviembre de 2019

Cine y Administración: La ética profesional


Hace unos días me topé con un video que reproducida una escena de la película El Manantial con Gary Cooper como protagonista, en esa escena se ponía de manifiesto la integridad que el arquitecto Howard Roark quiere para su vida profesional.

La película “El Manantial” es una adaptación a la novela homónima de Ayn Rand, cuya reseña extrajimos del sitio Economía para Todos.

Leemos en el artículo:

“El Manantial”, de Ayn Rand

Recientemente editada en la Argentina por la editorial Grito Sagrado, esta obra de la escritora Aynd Rand es un canto al individualismo y a la independencia de ideas.

En cada ocasión que es leída, “El Manantial” nos toca de una manera distinta y alimenta el amor por la profesión o actividad elegida como pocos libros lo han hecho. Esta obra admite varias lecturas y nunca será la misma novela porque tampoco lo será el lector y su circunstancia. La tremenda trama captura y subyuga como pocos libros lo hacen, impactando la capacidad de la autora para conectarse con cada lector.

“El Manantial” es una novela de unas 685 páginas, dividida en cuatro partes. En ella la autora nos narra la vida de un arquitecto que se llama Howard Roark. En su trama relata el desarrollo de la vida de este arquitecto, desde sus épocas de estudiante, a principios del siglo XX, describiendo a continuación su pasaje por distintas oficinas de arquitectura donde realiza los trabajos más humildes, lugares donde es subestimado, robado y criticado, hasta que decide independizarse y montar su propio estudio profesional. Howard Roark, es un arquitecto creador e imaginativo que está dispuesto a sacrificarlo todo con tal de no plegarse a la voluntad o a los caprichos de los demás. Sabe lo que quiere hacer y sólo hará aquello que él cree que debe hacer.

Roark es un personaje ideal, inmerso en la pujante sociedad neoyorkina, completamente convencido de la excelente calidad de su trabajo. Testarudo, individualista, autosuficiente, vive completamente ajeno a intrigas, mezquindades y a la codicia de los demás.

Durante la historia Roark se topa con 3 hombres que intentan envolverlo en sus juegos: Peter Keating, que sin ser demasiado tonto ni mala persona, empujado por su irrefenable deseo de triunfar, se convierte en un absoluto y total sinvergüenza; Ellsworth M. Toohey, un ser absolutamente repugnante que, cuando tenía sólo 15 años y a través de una muy libre interpretación de la Biblia, llegó a la conclusión de que la mejor forma de hacerse rico y obtener poder era convertirse en coleccionista de almas; y Gail Wynand, poderoso editor y director, entre otros, del periódico The New York Banner, criado en las calles de Nueva York, autodidacta, que profesa un tremendo desprecio por sus semejantes.

Como en toda novela, no podía faltar el personaje femenino que despierta la pasión del protagonista. Dominique Françon es esa heroína, nacida para ser la compañera perfecta de Howard Roark.

“El proceso de la razón debe ser ejecutado por cada hombre en soledad\», son palabras que Roark pronuncia ante los tribunales que lo juzgan casi en el final de la novela. Estas pocas palabras son una acabada muestra de lo que Ayn Rand entiende por individualismo.

Sobre la autora

Ayn Rand nació en 1905 en San Petesburgo. Su verdadero nombre era Alissa Rosenbaum. era la mayor de los tres hijos de un matrimonio de comerciantes rusos que perdieron sus bienes cuando, en febrero de 1917, la revolución bolchevique ordenó la nacionalización de su pequeño comercio.

En 1921, Alissa estudió Filosofía e Historia en la Universidad de su ciudad natal, ya convertida en Leningrado. Guardó durante toda su juventud el deseo de salir de Rusia. En los finales de 1925 consiguió un permiso para visitar a unos familiares en Francia, país que abandonó subrepticiamente para viajar a los Estados Unidos. El 26 de enero de 1926 con su flamante título universitario y no más de 50 dólares en el bolsillo abandonó para siempre a su país y a su familia.

Al llegar a los Estados Unidos, por un corto período residió en la casa de unos parientes que vivían en Chicago. Fascinada por el cine, Ayn Rand -todavía conocida como Alissa Rosenbaum-, se trasladó a Los Ángeles con la intención de trabajar como guionista de películas. Cecil B. De Mille le ofreció un primer trabajo como extra cinematográfica y más tarde fue contratada como lectora de guiones. En el rodaje de “Rey de Reyes” conoció a Frank O’Connor, con quien se casó el 15 de abril de 1929 e inició un matrimonio que llegó a superar los 50 años de convivencia hasta la muerte de Frank.

Su defensa radical del “egoísmo racional”, opuesto a la irracionalidad de cualquier altruismo, y la del capitalismo libertario como único medio de lograr el solo objetivo posible de la vida humana, que es la felicidad individual, le llevaron a distanciarse de los grandes grupos políticos y de las corrientes contraculturales e irracionalistas, presuntamente libertarias, de los años 60 y 70.

Fumadora impenitente, como muchos de sus personajes, falleció de una enfermedad pulmonar en Nueva York, el 6 de marzo de 1982 a los 77 años de edad. Su legado, de gran influencia en el pensamiento liberal norteamericano, ha venido siendo difundido y reivindicado por varias organizaciones, entre ellas el Ayn Rand Institute. Su obra se sigue reeditando con éxito, hasta tal punto que figura todavía en las listas de libros más vendidos.

Sobre la obra

En 1935, Rand comenzó a escribir “The Fountainhead” (“El Manantial”), para el que se documentó en el estudio del arquitecto de origen estonio Louis Isadore Kahn. La novela fue rechazada por doce editoriales. Hoy, se la reconoce como un canto al individualismo y a la independencia. Fue publicada por fin en 1943, fue reconocida con el premio a la dignidad profesional y, casi sin publicidad, se convirtió hasta nuestros días en uno de los grandes bestsellers del siglo XX.

La Warner Brothers, utilizando parte de la trama de la novela, hizo una película que se estrenó en 1949, también titulada “El manantial”, con Gary Cooper como protagonista, y en la que también participaron Patricia Neal, Raymond Massey, Kent Smith, Robert Douglas y Henry Dull. Lo curioso del film, dirigido por King Vidor, es que quien define la personalidad del protagonista Howard Roark es la sombra del arquitecto americano Frank Lloyd Wright. Muchos de los esquemas y proyectos que se muestran en la película son obra del célebre Wright. (Fuente: Economía para Todos)




Páginas consultadas:

No hay comentarios:

Publicar un comentario