miércoles, 18 de julio de 2012

Problemas de oficina

En la actualidad las organizaciones exitosas consideran que el factor humano que poseen es el activo más importante de la empresa; en este sentido, tratan a su personal como una fuente fundamental de competitividad, y generan políticas para atraer, desarrollar y retener a los “mejores” trabajadores y directivos que disponga, y de esa manera a futuro contar con el personal más calificado, motivado y competitivo posible.

Es entonces que la motivación debe ser considerada como una herramienta esencial en el desarrollo de los recursos humanos. Muchas organizaciones ponen énfasis en este tema, y generan planes en este sentido, buscando optimizar sus recursos humanos a futuro.

Por cierto, que muchos de estos conceptos, siempre en boca de todo pretendido buen gerente, se contrapone con la realidad que viven los trabajadores en su labor diaria.

Según una nota publicada ayer en el diario Clarín, Tres de cada cuatro empleados se llevan mal con sus jefes, en su copete podemos leer: “Según una encuesta, la mayoría quisiera insultarlos o renunciar. Las quejas son porque no valoran su trabajo ni apoyan su desarrollo. Para los especialistas, es la causa principal del mal clima laboral”.

Esto nos lleva a reflexionar; ¿hasta que punto los directivos de las organizaciones logran comprender las señales de insatisfacción laboral de sus empleados?. Para muchos, la insatisfacción está asociada al salario, y no a las recompensas que estos reciben. Entendiendo como recompensas no solo el salario nominal que por su labor percibe el trabajador.

En este sentido, las causas de la insatisfacción laboral pueden estar dadas por una serie de aspectos claves[1]:

1. Carencias de un marco conceptual y en un procedimiento metodológico en las organizaciones, que permita el diseño de un sistema de Recursos Humanos que contemple la motivación/estimulación basado en él enfoque sistémico, ajustado a sus objetivos estratégicos.

2. Insuficiente formación de los directivos y trabajadores para participar en la elaboración e implementación de dicho sistema, y que a su vez contemple sus propias necesidades.

3. Limitaciones de recursos económicos y financieros, a largo plazo, que permita a las organizaciones desarrollar, implementar y mantener un sistema de estas características. 








[1] Luis F. Álvarez; “La estimulación del trabajo y sus problemas” – www.arearh.com

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