lunes, 14 de agosto de 2017

Telxìnoe: M. C. Escher III

Para M. C. Escher resultaba sorprendente la idea de una arquitectura que representaba sobre sus muros la naturaleza, con poemas fundidos en formas vegetales. Estas metamorfosis entre geometría y naturaleza fueron realmente impactantes para el artista que no dudó en trasladarlos a sus trabajos, interpretados con figuras y formas que evolucionan hasta transformarse en seres vivos.

Las obras expuestas en este ámbito hablan de cambio, de transformación, de mutación y de espacio y tiempo a la vez. Formas indeterminadas y abstractas transmutan a formas definidas, el espacio recorre el tiempo y el día se convierte en noche.

Un aspecto fascinante de la división del plano es el equilibrio dinámico de los motivos. Es aquí donde se generan multitud de representaciones de conceptos opuestos. ¿No resulta natural llegar a un tema como el de “Día y noche” a través de la doble función de los motivos blancos y negros? Es de noche cuando los objetos blancos se muestran sobre el negro del fondo, y de día cuando las figuras negras se muestran sobre el fondo blanco.


Por la Metamorfosis II (1939), quizá una de sus obras más emblemáticas, transitan insectos, lagartos, peces, pájaros, barcos caballos y arquitecturas. La obra, que tiene una longitud de cuatro metros, termina igual que empieza, cerrando un círculo que busca el infinito. 















No hay comentarios:

Publicar un comentario