jueves, 20 de abril de 2017

Me cuesta tomar decisiones

Comparto a continuación un columna de opinión que Bernardo Stamateas publicara en el diario La Nación, Me cuesta tomar decisiones; que nos permite reflexionar la problemática que muchas veces se le presenta a los individuos al momento de decidir.

Leemos en el artículo:

Según algunos investigadores, los seres humanos tomamos alrededor de 300 decisiones por día, desde las más superficiales hasta las más trascendentes. La capacidad de decidir es una de las expresiones fundamentales del ser libre. Sin embargo, para muchas personas, decidir implica un enorme conflicto. Por lo general, a más opciones, más difícil resulta decidir. Podríamos afirmar que hoy en día tomar una decisión es una tarea mucho más compleja que en el pasado.
Estas son las dificultades más frecuentes a la hora de decidir que me han compartido a través de consultas y algunas ideas generales para reflexionar al respecto:
1. Me cuesta decidir por miedo a equivocarme
No decidir ya es una decisión. Quedarse sin decidir es una pérdida. En la mayoría de los casos, el pensamiento catastrófico que considera el error como algo grave nos inhibe y nos deja en una posición donde no hay toma de decisiones.El error es una fuente de aprendizaje. Un ejercicio positivo es preguntarme: ¿Qué es lo peor que me puede suceder? Muchas veces descubrimos que la realidad no es como la imaginábamos. La fantasía supera la realidad. Frente a un error, podemos enojarnos, buscar una excusa y explicarlo, abandonar la tarea o tomar ese error como un aprendizaje y construir hacia adelante. Por supuesto, nos referimos a errores cotidianos que son parte de la vida.
2. Me cuesta decidir porque tengo miedo de no estar a la altura de las circunstancias 
Hay personas cuyo miedo a equivocarse pasa por el hecho de no querer ser criticados. El riesgo de la crítica siempre está presente. Ya sea que se trate de un experto o de un novato, siempre habrá gente que verá lo que hace el otro desde una perspectiva diferente. Frente a una situación complicada, es bueno sentarnos a enumerar los beneficios y las dificultades, sacarla del ámbito subjetivo y objetivo a través de la escritura y brindarnos un tiempo para meditar en ella.
3. Tomo decisiones y luego dudo de las decisiones que tomé 
Nuevamente es aconsejable el ejercicio de escribir los inconvenientes y los beneficios, lo cual también nos permitirá volver a realizar una evaluación y, si es preciso, tomar una nueva decisión.
4. Me cuesta tomar decisiones, dejo que los demás lo hagan por mí 
Muchas personas evitan tomar decisiones para pararse en el lugar de la comodidad. Otras lo hacen para tener la oportunidad de echarles la culpa a los demás (si hubiese alguna dificultad). "Yo hice lo que vos me dijiste", se excusan. Para tomar buenas decisiones, hace falta tomarse un tiempo para la reflexión, consultar con mentores y siempre decidir en función de los objetivos.
5. Cuando tomo una decisión, no la puedo disfrutar 
Siempre que tomamos una decisión, ganamos algo y perdemos algo. Si ponemos el foco en lo que perdemos, nunca podremos disfrutar los beneficios. Si ponemos el foco en lo obtenido, entonces sí podremos disfrutarlo.
Querer todo en la vida, todo es nada.





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