lunes, 31 de octubre de 2016

Telxínoe: Almafuerte (1854 - 1917)

Pedro Bonifacio Palacios (1854 - 1917), conocido también por el seudónimo de Almafuerte, fue un maestro y poeta argentino. Su biografía no cuenta que nació en San Justo, Provincia de Buenos Aires; que siendo niño su madre murió y su padre lo abandonó, pese a ello a los 16 años dirigía una escuelita en Chacabuco y después en Trenque Lauquen El año 1887 lo encuentra en La Plata escribiendo en el diario “Buenos Aires” y posteriormente en 1890 dirigiendo el diario “El Pueblo”. En 1894 vuelve a Tranque Lauquen a su escuelita de la cual las persecuciones lo dejan cesante en 1896. Falleció en La Plata a los 62 años. Dicha ciudad tiene un museo con su nombre en el que se conservan escritos y dibujos.






Intima

Ayer te vi… No estabas bajo el techo
de tu tranquilo hogar
ni doblando la frente arrodillada
delante del altar,
ni reclinando la gentil cabeza
sobre el augusto pecho maternal.

Te vi…si ayer no te siguió mi sombra
en el aire, en el sol,
es que la maldición de los amantes
no la recibe Dios,
o acaso el que me roba tus caricias
tiene en el cielo más poder que yo!

Otros te digan palma del desierto,
otros te llamen flor de la montaña,
otros quemen incienso a tu hermosura,
yo te diré mi amada.

Ellos buscan un pago a sus vigilias,
ellos compran tu amor con sus palabras;
ellos son elocuentes porque esperan,
¡y yo no espero nada!

Yo sé que la mujer es vanidosa,
yo sé que la lisonja la desarma,
y sé que un hombre esclavo de rodillas
más que todos alcanza…

Otros te digan palma del desierto,
otros compren tu amor con sus palabras,
yo seré más audaz pero más noble:
¡yo te diré mi amada!

A la Libertad

Como del fondo mismo de los cielos
el sol eterno rutilante se alza,
como el seno turgente de una virgen
al fuego de la vida se dilata:
Así radiosa,
y así gallarda
se levantó del mar donde yacía
la exuberante tierra americana.

Como prende su túnica de raso
con su joya mejor, la soberana,
como entre todas las estrellas reina
el lucero magnífico del alba;
Así pulida,
y así gallarda
sobre todos los pueblos de su estirpe,
resplandor y joyel, ¡surge mi patria!

Como buscan la luz y el aire libre
las macilentas hierbas subterráneas,
como ruedan tenaces y tranquilas
al anchuroso piélago, las aguas;
Así sedienta,
y así porfiada,
la triste humanidad se precipita
al pie de la bandera azul y blanca.

¡Allí van congregándose a la sombra,
para formar después una montaña!
¡Allí van adhiriéndose en el tiempo
partícula a partícula las razas!
Allí se funde,
y allí se amasa
el hombre, tal como surgió en la mente
del autor de los orbes y las almas.
Que así pulida,
y así gallarda
sobre todos los pueblos de su estirpe,
resplandor y joyel, ¡surgió mi patria!
¡ AVANTI !

Si te postran diez veces te levantas
otras diez, otras cien, otras quinientas ...
No han de ser tus caídas tan violentas
ni tampoco, por ley, han de ser tantas.

Con el hambre genial con que las plantas
asimilan el humus avarientas,
deglutiendo el rencor de las afrentas
Se formaron los santos y las santas.

Obsesión casi asnal, para ser fuerte,
nada más necesita la criatura,
y en cualquier infeliz se me figura

que se rompen las garras de la suerte ...
¡todos los incurables tienen cura
cinco segundos antes de la muerte!


¡ PIU AVANTI !

No te des por vencido, ni aun vencido,
no te sientas esclavo, ni aun esclavo;
trémulo de pavor, piénsate bravo,
y arremete feroz, ya mal herido.

Ten el tesón del clavo enmohecido,
que ya viejo y ruin vuelve a ser clavo;
no la cobarde intrepidez del pavo
que amaina su plumaje al primer ruido.

Procede como Dios que nunca llora,
o como Lucifer, que nunca reza,
o como el robledal, cuya grandeza

necesita del agua y no la implora ...
¡Que muerda y vocifere vengadora,
ya rodando en el polvo tu cabeza!







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