jueves, 10 de febrero de 2022

CEOs y Gerentes: Federico Manzuoli de Guapaletas

Presentamos un reportaje publicado en la sección Palabra de Ceo del diario Cronista, leemos en el artículo:

Guapaletas crece en España, planea expandirse en Europa y ya apunta a los Estados Unidos

El emprendedor Federico Manzuoli explica por qué la marca de helados premium avanza en su internacionalización. Los proyectos para tener fábricas propias en cada región y las novedades para el mercado local: renovación de franquicias y venta a granel, además del producto de palitos

Federico Manzuoli (53) llega al lugar indicado, a la hora señalada. No importa que la ola de calor abrase ese rincón de San Isidro. Ya es la tarde, la térmica amenaza con escalar hasta los 40 grados y, después de su charla con El Cronista, partirá hacia la planta, en Malvinas Argentinas. "Somos emprendedores seriales. Este no es el primer emprendimiento de mi socio. Ni el mío: ya voy por el cuarto o quinto", cuenta sobre Guapaletas, la fábrica de helados que cofundó en 2015 con Andrés Gorostiaga. Sin embargo, esta empresa, dice, le da la oportunidad de seguir siendo un emprendedor dentro del mismo proyecto.

"Hoy, estamos enfocados en la internacionalización de la compañía. Y eso es arrancar de cero. Porque lo que aprendimos es que, para eso, el copy-paste no va. Uno no puede ser tan arrogante de decir que porque algo funciona acá, también lo hará en otro lado. La internacionalización enseña que hay que ser respetuoso con lo que la naturaleza dio: dos ojos, dos oídos y una sola boca. A esa proporción, hay que saber respetarla también a la hora de hacer negocios. Sobre todo, para mirar y escuchar", sentencia.

Tras haber aterrizado en España en 2019, meses antes de la pandemia, Guapaletas ahora apunta a ampliar su presencia en el Viejo Mundo. Planifica más puntos en tierra ibérica, su incursión a la cercana Andorra y, luego, PortugalFrancia Alemania. En paralelo, también diseña su plan de aterrizaje a mediano plazo en los Estados Unidos, destino que, cuenta, se aceleró por la pandemia.

Guapaletas inició su internacionalización en 2019, justo antes del coronavirus...

La pandemia es como todas las cosas de la vida: te quedás en la queja o aprovechás la adversidad. A nosotros, nos llevó a cambiar el modelo de negocio. Lo teníamos muy concentrado en la red de franquicias. El baldecito se llenaba con una sola manguera. Cuando ese grifo se cerró, por las primeras restricciones, nos encontramos con la misma estructura de gastos y facturación cero. Muchos de nuestros puntos de venta son en shoppings, que es de lo último que se abrió. Fue desafiante.

¿Qué hicieron?

Empezamos a apuntar al canal retail. Primero, a pequeñas superficies de barrios cerrados. Después, a más grandes y, finalmente, a supermercados. También empezamos a fabricarle a otras marcas. Y readaptamos nuestros productos. Por ejemplo, convertimos nuestro alfajor en una torta. Ahora tenemos una compañía mucho más consolidada y amplia.

¿Cómo afectó eso a la internacionalización?

La miramos más fuerte. Si bien la negociación se hizo en 2019, en 2020 abrimos nuestro primer local, en Valencia. A los cinco días, vinieron las restricciones y tuvimos que cerrarlo. Con la curva de aprendizaje que tuvimos en la Argentina, ahí también redefinimos nuestro modelo de negocio. Ahora, allá estamos con locales en Valencia y Barcelona, y también retail en esas ciudades. Ya estamos desarrollando Europa como mercado.

¿Cuáles serán los próximos pasos?

Lo está desarrollando Santiago Moy, que era nuestro gerente de Administración y Finanzas y ahora lo hicimos socio, accionista, allá. Estamos abriendo Andorra. Será nuestro primer punto fuera de España. Dentro de España, estamos apuntando a Madrid, Málaga, todo lo que es la costa. De ahí, Portugal y el sur de Francia. También estamos trabajando bastante con una empresa que distribuye productos argentinos en Alemania. No creo que lleguemos ahí para esta temporada. Pero sí el año que viene.

¿A cuánto apuntan?

A tener entre 15 y 20 puntos de venta en Europa para esta temporada. Ya estamos lanzando una campaña de búsqueda de franquiciados en España. Los que tenemos ahora (Barcelona, Valencia, Andorra y, dentro de poco, Málaga) son argentinos. Los buscamos entre los muchos argentinos que están residiendo allá.

Significará un salto de escala. ¿Cómo abastecerán esa expansión?

Estamos produciendo en España con parte de maquinaria nuestra en la fábrica de un inversor argentino. El plan es montar una fábrica propia en 2023. En principio, allá. Llegado el momento, veremos si nos conviene ahí o en otro país.

¿Y los Estados Unidos?

También pensamos en desembarcar ahí a mediano plazo. Inicialmente, veremos desde dónde sería más conveniente exportar, si desde la Argentina o desde España. Pero la idea es luego montar una planta en los Estados Unidos.

¿La pandemia aceleró el plan de internacionalización?

Desde que fundamos la empresa, pensamos en internacionalizarla. Al principio, fue más una expresión de deseo. En 2018 activamos lo de España y ese era nuestro norte. Lo que sí aceleró la pandemia fue lo de Estados Unidos. Pensar en ese mercado.

¿Por qué?

Por lo que decía de las adversidades: te llevan a mirar en términos de qué oportunidades trae. Y, también, para poder interpretar aquello que es correcto en función de las nuevas realidades. La pandemia nos dio vuelta el mapa a todos. Si bien creemos que la Argentina tiene grandes oportunidades, entendemos que, para darle valor a la compañía, la internacionalización es una clave.

¿Qué aporta?

Que, si bien nunca vamos a dejar de ser una compañía hecha en la argentina, por argentinos y apoyada por argentinos (porque eso son nuestros socios y franquiciados afuera), ya somos una marca internacional. Eso es algo muy difícil para una marca nacida en 2015 y que no es tecnológica, sino de productos 100% de fabricación industrial.

¿Cómo están en la Argentina?

Con los problemas que tiene toda la Argentina, de contactos estrechos por Covid, nivel de ausentismo y similar. Pero es una cuestión coyuntural. En la planta, estamos a un turno y medio, con alrededor de 350.000 paletas al mes. Es una fábrica de 1800 metros cuadrados, con tres líneas para paletas y una de helado a granel; una capacidad instalada de producción de 1 millón de paletas a tres turnos. En términos de necesitar ampliación, tenemos espacio suficiente. Lo que sí queremos, cuando nos acomodemos un poco, es incorporar máquinas que nos agilicen procesos.

¿Por qué?

Porque también estamos creciendo acá. Tenemos 36 franquicias y seis distribuidores. Estamos inaugurando nuevas. Ya abrimos en Jesús María (Córdoba) y estamos esperando, para fines de enero o en febrero, arrancar con Rosario. Y, como plantel, somos 44 personas.

¿Qué significa "que nos acomodemos un poco"?

Se nos generó mucha deuda en pandemia. Hoy, estamos resolviendo toda esa situación financiera en base a facturación y un trabajo articulado con los proveedores. Estamos saliendo adelante. Durante la pandemia, tuvimos ATP, tuvimos todo... Ahí, priorizamos cuidar el trabajo de la gente. Ahora, tenemos que resolver todo eso: con proveedores, con el sindicato. La pandemia nos igualó a todos. Pero estamos saliendo adelante. De hecho, tenemos seis personas más que antes de la pandemia. Para nosotros, es un 12% más de plantel.

¿Qué es lo más difícil de ser emprendedor en la Argentina?

Hay grandes puntos a mejorar para que en la Argentina sea más sencillo emprender. Uno es el tema laboral. El otro, la carga impositiva. Son las cosas más desafiantes para abordar.

¿Y en el día a día? ¿La imprevisibilidad?

También. Dedico un tercio de mi agenda diaria a ocuparme de cosas que no le agregan valor a mi negocio.

¿Cómo será su 2022 en la Argentina?

Será un año para seguir viéndolo semana a semana. Sí con un horizonte más diáfano en términos de futuras restricciones. No creo que las haya por los niveles de vacunación y el aporte que el pico de contagios podría hacer a la inmunidad de rebaño. Eso juega a favor de que el consumo se siga moviendo. Lo vemos con nuestra unidad de negocios de eventos.

¿Por qué?

Existe una gran necesidad de la gente de volver a encontrarse. Estamos registrando fuerte demanda de ese segmento. Las empresas, los organizadores, están trabajando con un nivel de responsabilidad altísima. Por ejemplo, en Lollapalooza, donde vamos a estar por cuarta vez.

¿La nueva normalidad llevó a algún replanteo en el formato de las franquicias?

En términos de lo que es puntos de venta, no. Sí vamos a empezar a hacer cambios de estética. En 24 meses, vamos a renovar todos los locales. En lo que estamos pensando es en empezar a vender helado a granel también en las franquicias.

¿Qué es lo que más le preocupa de la macro?

La inflación. Es lo más desafiante: somos un producto que no puede cambiar de precio todos los días.

¿El dólar incide?

No mucho. El cacao es el único insumo que viene de afuera. El resto -leche, frutas, azúcares- es de acá. La maquinaria es toda industria nacional. El único cambio que hicimos fue en los palitos. Pero por una cuestión de sustentabilidad: reemplazamos los clásicos por unos biodegradables, hechos en base a harina de arroz. Ahora, estamos trabajando con el proveedor, Ecovella, para que se puedan exportar a España y los usemos en la producción de allá.

¿Por qué a España se fue directamente con producción y no se abordó con exportaciones?

Entendíamos que entrar a Europa con un producto alimenticio lácteo podría ser complicado. Ya habíamos querido hacer una exportación a Uruguay, que era cruzar un puente, y fue mucho más difícil de lo que pensábamos. Esa experiencia fue determinante. Así como haber concretado y tener la operación en España nos hizo pensar distinto.

¿En qué?

Porque ahora, con una planta en la Argentina, una en Europa y otra en los Estados Unidos, podemos pensar en un triángulo desde el cual poder atender a todo el mundo. Entre marzo y abril, haremos nuestra primera exportación desde la Argentina a Paraguay. En tanto, Europa nos deja muy cerca de Oriente. Y los Estados Unidos es un mundo en sí mismo. Recién mis nietos podrían exportar desde allá porque, a mí, no me alcanzaría la vida para hacerlo por el tamaño que tiene ese mercado interno. Además, cada mercado es muy distinto como para abastecerlos a todos desde el mismo lugar.

¿En qué?

En los Estados Unidos, por ejemplo, el helado tiene un contenido graso mucho menor al de la Argentina. Es otro producto. En España pasa algo parecido: por cuestiones culturales, hay sabores en Valencia que no van en Catalunya. Eso te lleva a tener que tengas que encarar cada proyecto como un emprendimiento nuevo.

 


 

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